La Bella y la Bestia

En un pequeño pueblo francés, Bella vive una vida que es todo menos ordinaria. Es una joven brillante e independiente, con una pasión por la lectura y el aprendizaje que la diferencia del resto de los habitantes del pueblo. A pesar de sus cualidades únicas, Bella es a menudo marginada por los aldeanos, que la ven como una forastera y un fracaso. Su padre, Maurice, es un inventor amable y excéntrico que sueña con ganar el concurso de inventores local. Sin embargo, su obsesión por inventar el par de guantes perfecto ha llevado a su ruina económica, y el pueblo está a punto de echarlo. Un día, mientras está de viaje para reunir suministros para su próximo invento, Maurice se pierde en el bosque oscuro y busca refugio en un castillo misterioso y abandonado. Sin que él lo sepa, este es el castillo de un príncipe que ha sido maldito por una hechicera como castigo por su arrogancia y falta de compasión. La maldición transforma al príncipe en una bestia temible, y los objetos encantados del castillo, incluyendo un reloj, un juego de té, un órgano de tubos y un candelabro, se convierten en seres vivos para servir a la bestia. Bella descubre que su padre se ha refugiado en el castillo y está cautivo de la bestia. Ella se propone rescatarlo, pero al llegar, se niega a irse sin él. La bestia acepta dejar que Bella lleve a su padre a casa, pero sólo con la condición de que ella venga al castillo en su lugar y se quede allí con él para siempre. Bella se queda con poca elección y acepta los términos de la bestia. A medida que Bella se instala en el castillo, queda desconcertada por la atmósfera misteriosa y el personal encantado del castillo, que están todos escondidos detrás de sus apariencias como objetos inanimados. Incluyen a Lumiere, el encantador y elegante reloj que sirve como maître de del castillo; Cogsworth, el mayordomo estirado y formal que a menudo se enfrenta a Lumiere; la Sra. Potts, un juego de té cálido y maternal que sirve como matriarca del castillo; y Chip, su hijo adorable y charlatán que también es una taza de té . A pesar de las dificultades iniciales, Bella comienza a sentir la amabilidad y la humildad del personal encantado y comienza a ver más allá de sus formas físicas. A medida que pasan los días, Bella se siente atraída por la biblioteca del castillo, donde descubre el amor del personal encantado por la música, la lectura y la risa. Ella comienza a compartir su amor por la lectura con el personal encantado y, a cambio, ellos le presentan la magia del castillo. A través de sus interacciones con el personal encantado, Bella aprende sobre el pasado del príncipe y la maldición que se ha lanzado sobre él. Ella comienza a simpatizar con la bestia y llega a comprender la belleza inherente y la bondad que reside dentro de él. Mientras tanto, Gastón, el héroe y cazador autoproclamado del pueblo, se encapricha de Bella y comienza a perseguirla, sin darse cuenta de su paradero. Los aldeanos, igualmente intimidados por las jactancias y alardes de Gastón, aíslan aún más a Bella y alimentan su sentimiento de ser una marginada. La agitación interna de Bella entre amar el hogar de su padre y querer regresar a su pueblo para protegerlo comienza a desbordarse. Mientras el personal encantado se embarca en una misión para devolver al príncipe a su forma humana demostrando que el amor puede vencer la maldición, Bella y la bestia comienzan a desarrollar sentimientos el uno por el otro. Bella, sin embargo, lucha por reconciliar su creciente afecto por la bestia con su repulsión y miedo inicial hacia él. El personal encantado intenta guiarla para que comprenda los deseos más profundos de la bestia, que son la verdadera belleza, la bondad interior y la conexión humana genuina. El punto de inflexión de la historia se produce cuando Gastón y la turba irrumpen en el castillo, impulsados por la supuesta negativa de Bella a su propuesta y alimentados por sus celos anteriores. Sin embargo, su ataque es frustrado por los poderes ocultos del personal encantado y su negativa a cambiar su estado como humano. En el fragor de la batalla, los objetos encantados emergen como los guardianes en los que Bella llegó a confiar. Se sacrifican sin querer pero voluntariamente para salvar a su amada Bestia. A medida que la maldición finalmente se rompe, y el príncipe regresa a su verdadera forma como un joven apuesto, Bella y el príncipe confiesan su amor mutuo. Su amor ha vencido la maldición, devolviendo al príncipe a su antiguo yo. Su amor es libre, y su unión es nada menos que la perfección romántica.