Los Muchachos No Lloran

Los Muchachos No Lloran

Trama

Los Muchachos No Lloran es una película dramática neo-noir estadounidense de 1999 dirigida por Kimberly Peirce. La película está basada en la vida de Brandon Teena, un joven transgénero que vivió en Nebraska en la década de 1990. La película sigue la historia de Brandon (interpretado por Hilary Swank) mientras navega por su viaje de autodescubrimiento y aceptación en un pequeño pueblo rural de Nebraska. La película comienza con Brandon Teena llegando a Falls City, Nebraska, y rápidamente se hace amigo de un hombre local llamado John (interpretado por Joe Mantegna). John acoge a Brandon y lo introduce en la escena de los bares locales, donde Brandon se convierte en un cliente habitual. Brandon, que ha estado viviendo como hombre, se siente atraído por una joven llamada Lana (interpretada por Chloë Sevigny), y los dos comienzan una relación romántica. Sin embargo, los sentimientos de Brandon por Lana son más complicados de lo que ella inicialmente se da cuenta, y a medida que se conocen mejor, Lana comienza a cuestionar la verdadera identidad de Brandon. A medida que la relación entre Brandon y Lana se profundiza, la verdadera naturaleza de Brandon es eventualmente descubierta por Lana y sus amigos, quienes se sorprenden e indignan por la revelación. A pesar de la sorpresa inicial, Lana intenta hacer que la relación funcione, pero la identidad de Brandon y las expectativas sociales que la rodean ejercen presión sobre su relación. Uno de los temas centrales de la película es el contraste entre el deseo de Brandon de ser aceptado y amado y las duras realidades de la vida en un pequeño pueblo conservador. La gente de Falls City a menudo es retratada como intolerante e intolerante, y la película explora las consecuencias de sus acciones en Brandon y Lana. La tensión entre el deseo de Brandon de amor y aceptación y la hostilidad de la gente del pueblo crea una sensación de inquietud y tensión que impregna la película. Mientras tanto, un nuevo personaje entra en escena, una joven llamada Candace (interpretada por Brenden Cowell), que se enamora de Brandon. Candace se presenta inicialmente como alguien que está genuinamente interesado en Brandon, pero queda claro que también está motivada por el deseo de poseerlo. La relación entre Candace y Brandon plantea más preguntas sobre la identidad y el deseo, y sobre si la identidad de Brandon es algo que se le puede imponer o si él tiene control sobre ella. A lo largo de la película, la interpretación de Brandon por parte de Hilary Swank es matizada y multidimensional. La actuación de Swank captura la vulnerabilidad y fragilidad de Brandon, al tiempo que transmite la determinación y la resistencia que le permiten navegar por un entorno hostil. La química entre Swank y Sevigny también es digna de mención, y su interpretación de la compleja y a menudo tensa relación entre Brandon y Lana es un punto culminante de la película. A medida que la historia se desarrolla, la verdadera naturaleza de Brandon se vuelve cada vez más clara, y la situación se vuelve cada vez más precaria. El clímax de la película es a la vez devastador y poderoso, ya que el mundo de Brandon se pone patas arriba y se le deja enfrentarse a las consecuencias de su identidad. El final de la película es a la vez impactante e inquietante, lo que deja al espectador reflexionando sobre las consecuencias de la identidad de Brandon y el mundo que ha creado para sí mismo. El éxito de la película se debió en gran parte a la poderosa actuación de Hilary Swank, que le valió un Premio de la Academia a la Mejor Actriz. La interpretación de Swank de Brandon se cita a menudo como una de las actuaciones más memorables de la historia del cine, y su compromiso con el personaje ayudó a que la película fuera un éxito. La película también planteó importantes preguntas sobre la identidad, el deseo y la aceptación, y sirve como un poderoso recordatorio de las luchas que enfrentan las personas transgénero en una sociedad que a menudo no las comprende ni las acepta. Los Muchachos No Lloran es una película poderosa y estimulante que explora las complejidades de la identidad y el deseo en un pequeño pueblo rural. La representación de la relación de Brandon y Lana en la película es a la vez matizada y devastadora, y la actuación de Hilary Swank se cita a menudo como una de las actuaciones más memorables de la historia del cine.

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Reseñas