Vivir

Trama
En medio del Japón de la posguerra, una nación plagada de pobreza, destrucción e ineficiencia burocrática, una sensación de desesperanza impregna la atmósfera. Entre el mar de desolación, un hombre de mediana edad llamado Kanji Watanabe (interpretado por Takashi Shimura) lucha por encontrar un propósito en su vida. Un hombre atrincherado en un trabajo burocrático mundano, los días de Watanabe se han reducido a mera monotonía, desprovistos de cualquier apariencia de pasión o emoción. Al comienzo de la película, Watanabe recibe una noticia devastadora: tiene cáncer terminal. Como si este diagnóstico fuera la llamada de atención que necesitaba desesperadamente, Watanabe emprende un viaje para redescubrir el significado de su vida. Sin embargo, no es una búsqueda de la felicidad o la satisfacción; más bien, es un intento desesperado de encontrar alguna apariencia de propósito en un mundo que parece importarle poco las luchas de un hombre común. La existencia de Watanabe ha estado confinada al sofocante entorno burocrático del ayuntamiento de Tokio, donde trabaja arduamente en un mar de individuos apáticos e indiferentes. Sus colegas también parecen estar atrapados en una rutina, atrapados en un ciclo interminable de monotonía. A pesar de la evidente necesidad de cambio y reforma, no toman ninguna medida significativa, sucumbiendo a la apatía que azota a la institución. Watanabe también ha formado parte de este sistema durante décadas, habiendo perdido de vista sus verdaderos valores y aspiraciones. Mientras Watanabe navega por el sombrío paisaje del ayuntamiento, se encuentra rodeado de personas que parecen estar atrapadas en un mundo propio. Los políticos de la ciudad están más preocupados por mantener su poder y el statu quo que por abordar los problemas apremiantes que azotan a los residentes de la ciudad. Los burócratas como Watanabe están atrapados en medio de esta maquinaria, perpetuamente sujetos al ciclo de la monotonía y la ineficiencia. Sin embargo, el diagnóstico reciente de Watanabe y su nuevo sentido de propósito lo impulsan a reevaluar su existencia. Comienza a ver el mundo con otros ojos, notando los pequeños pero significativos detalles que dan vida al paisaje por lo demás árido de la ciudad. Visita un parque cercano donde juegan los niños, un símbolo de esperanza y alegría en una sociedad que parece haber perdido el rumbo. Observa a las personas que lo rodean, sus luchas y triunfos, y comienza a formar conexiones con aquellos que han sido reducidos a meras estadísticas. La transformación de Watanabe es gradual. Comienza con pequeños actos de desafío, cuando comienza a cuestionar el statu quo y desafiar el sistema que lo ha frenado durante tanto tiempo. Se vuelve cada vez más consciente de la burocracia que sofoca la innovación y el progreso. A medida que profundiza en su propia existencia, comienza a ver la interconexión de vidas y luchas a su alrededor. Una de las relaciones clave que dan forma al viaje de Watanabe es su vínculo con una joven llamada Tomie. La existencia de Tomie, una madre soltera en apuros, está muy lejos de la comodidad y la seguridad que Watanabe ha dado por sentado. A medida que la conoce, Watanabe comienza a apreciar la simple belleza de la vida, las luchas y los triunfos que hacen que la existencia sea significativa. En última instancia, la búsqueda de significado de Watanabe es inútil. Sabe que su tiempo en esta tierra se está acabando y, sin embargo, sigue adelante, impulsado por un nuevo sentido de propósito. Su legado, un centro comunitario para niños, se convierte en un testimonio del poder de la conexión humana y la voluntad de vivir. A medida que pasan los años, el centro florece y el espíritu de Watanabe sigue vivo, un recordatorio para todos aquellos que lo conocieron de que incluso en los momentos más oscuros, siempre hay esperanza para un mañana mejor. Ikiru de Akira Kurosawa es una poderosa exploración de la lucha de un hombre por encontrar un propósito en un mundo que parece no ofrecer ninguno. A través del viaje de Watanabe, la película plantea preguntas fundamentales sobre el significado de la vida, la importancia de la conexión humana y el valor del legado. Al final, la historia de Kanji Watanabe sirve como un conmovedor recordatorio de que incluso en las vidas más mundanas, existe el potencial de grandeza, un testimonio del poder perdurable del espíritu humano.
Reseñas
Gavin
He dies halfway through the film, yet he is reborn halfway through the film. Happy birthday to you! He has been dead for thirty years at the beginning of the movie, but by the end, he achieves immortality with every swing of the playground swing. The structure is a classic: the first half is like a mummy's solitary quest for the meaning of life, while the elevated second half quietly observes the myriad expressions of death among the living (thus shifting the meaning of life and death from the individual to broader society). It's as if the order of life and death is inverted, perfectly aligning with the film's theme. It delivers the most scathing social commentary with a gentle demeanor, leaving those present speechless. A great film.
Lorenzo
Ikiru! A culmination of life and humanity, in this film, Akira Kurosawa reached the zenith of his spiritual world. The spiritual definition of life and death, the sharp satire of the government, the deep analysis of human nature, and the thorough reflection on life are all so profound and moving. I personally believe that this film represents the highest peak of Kurosawa's filmography. I am grateful to have witnessed such a soul-stirring classic. Takashi Shimura's performance deserves the same high praise as Mifune's. This is also the only film that Toshiro Mifune didn't participate in from the beginning of his collaboration with Kurosawa until their eventual separation. Even after 50 years, it still resonates deeply.
Summer
Ikiru is a magnificent film. Even setting aside its pointed exposé of the apathy within the Japanese government of the time, it remains a towering achievement in its depiction of the awakening of the human spirit. Moreover, the film's very structure is enough to classify it as a masterpiece, standing as a successor to Rashomon and a precursor to 12 Angry Men. The recurring theme, encapsulated in the song "Life is Short / Maiden, Fall in Love / While your red lips are still warm / Before your passion fades / For none knows what tomorrow holds," resonates with a poignant blend of pessimism and proactive living.
Lilah
The first half is introspection, the second a satire. The key takeaway is that many are incorrigible and unmoved. However, the son's scenes are quite intriguing; the memorial service is entirely speechless. Despite being his father, he was always an unfamiliar figure.
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