No Dejes Rastro

Trama
En el exuberante y sereno entorno de Forest Park, un espacio verde público de 90 acres dentro de Portland, Oregón, un padre y su hija residen en un mundo misterioso y aislado. El padre, Will (interpretado por Ben Foster), es un veterano problemático que lucha por hacer frente a las cicatrices emocionales del pasado. Su hija, Tom, tiene alrededor de 13 años y ha crecido principalmente dentro de los límites del parque, desarrollando una profunda conexión con la naturaleza. A pesar de su apariencia idílica, se hace evidente que Will y Tom viven una vida nómada poco convencional, en gran parte desconectada de la sociedad. Poseen las habilidades necesarias para la supervivencia, como encender un fuego sin fósforos, cazar y aprovechar los recursos naturales del parque. Su hogar es un refugio cuidadosamente oculto hecho de materiales recuperados. La pareja parece encarnar un sentido de autosuficiencia, libre de las limitaciones de la sociedad moderna. Sin embargo, este frágil equilibrio comienza a desmoronarse cuando Tom empieza a causar problemas. No está claro qué desencadena esta cadena de acontecimientos, pero parece que Tom ha atraído inadvertidamente la atención de las autoridades del parque. Sus vidas cambian para siempre cuando los guardabosques se involucran. Will debe tomar ahora una decisión crucial: continuar con su estilo de vida nómada o actuar para asegurarse un lugar legítimo al que llamar hogar. A medida que avanzan por la ciudad, Will se vuelve cada vez más paranoico, temiendo la posibilidad de ser capturado e internado. Su principal preocupación es protegerse a sí mismo y a Tom de las amenazas percibidas del mundo exterior. Su viaje se convierte en una búsqueda desesperada de un lugar donde establecerse, un lugar donde puedan vivir sin la constante preocupación de ser descubiertos. La obsesión de Will por mantener su forma de vida lo lleva a realizar acciones erráticas que aumentan la tensión dentro de la película. Tom empieza a cuestionar la toma de decisiones de su padre y, por primera vez, se pregunta si su existencia aislada no es, después de todo, la ideal. Este conflicto interno provoca una ruptura en su relación, lo que hace que su búsqueda sea aún más difícil. A lo largo de la película, la directora, Debra Granik, entreteje magistralmente el hilo narrativo del pasado conflictivo de Will. A través de fragmentos y susurros de diálogo, vislumbramos los acontecimientos que llevaron a Will a este punto. Su lucha por hacer frente a sus experiencias en el ejército y, posteriormente, su incapacidad para conectar con el mundo exterior, se hacen cada vez más conmovedoras. Esta historia de fondo proporciona un contexto valioso al comportamiento errático de Will y plantea interrogantes sobre las consecuencias del trauma en la vida de una persona. A medida que Will y Tom luchan por encontrar un lugar al que llamar hogar, las apuestas aumentan. Will se vuelve más agresivo y aislado, temiendo la captura y el encarcelamiento. En un clímax trepidante, se encuentran atrapados en una situación desesperada, con su futuro pendiendo de un hilo. La película culmina con una conmovedora reflexión sobre la tensión entre vivir fuera de la red y abrazar la sociedad convencional. En última instancia, No Dejes Rastro presenta un retrato inflexible de la complejidad que rodea a la supervivencia, el trauma y la búsqueda de conexión en un mundo desorientador. La poderosa interpretación de Ben Foster aporta profundidad al atormentado personaje de Will, haciendo que su difícil situación sea cercana y profundamente humana. Tom, interpretada por Thomasin McKenzie, brilla en su papel revelación, evocando una sensación de vulnerabilidad y resistencia ante la incertidumbre.
Reseñas
Recomendaciones
