Érase una vez... en Hollywood

Trama
Con el vibrante telón de fondo del Los Ángeles de los años 60, Érase una vez... en Hollywood de Quentin Tarantino es una exploración nostálgica y conmovedora de la fragilidad del estrellato, la difuminación de la realidad y la fantasía, y la implacable embestida del tiempo. La narrativa no lineal de la película entrelaza a la perfección dos líneas argumentales distintas, navegando hábilmente por los límites entre la verdad y la ficción. En el corazón de la película está Rick Dalton, una estrella de televisión que alguna vez fue brillante y que ha sido relegada a las polvorientas zonas del Oeste en la pantalla chica. Interpretado por Leonardo DiCaprio, Dalton es un hombre que lucha por adaptarse a una industria cinematográfica en rápida evolución, desesperado por obtener el respeto de sus compañeros y la adoración de su público. Sus inseguridades se ven agravadas por el estancamiento de su carrera, y encuentra consuelo en su amistad con aquellos que cree que realmente lo comprenden. El especialista Cliff Booth, interpretado por el incomparable Brad Pitt, es el confidente y fiel compañero de Dalton, una figura enigmática cuyo oscuro pasado y problemático presente amenazan con hacer descarrilar sus propias aspiraciones. El vínculo entre Dalton y Booth se consolida por un deseo compartido de aferrarse al Hollywood que una vez conocieron, la emoción que les recorría las venas cuando llegaron por primera vez a Tinseltown. La relación simbiótica de Booth con su pit bull entrenada con tranquilizantes, Brandy, sirve como metáfora de su existencia primigenia e instintiva, oscilando entre la ternura y la ferocidad. A medida que Dalton enfrenta un futuro incierto, mantiene una tensa relación con los astutos y despiadados ejecutivos de la industria cinematográfica, que lo ven como una reliquia de una época pasada. En un mundo que premia la innovación audaz y los riesgos, la inclinación de Dalton por la familiaridad reconfortante lo convierte en un anacronismo. En este sombrío contexto, el menguante perfil del actor, que alguna vez fue amado, comienza a alimentar una sensación de duda, mientras reflexiona repetidamente sobre un pasado profesional desafortunado. El vecindario de Dalton en Los Feliz sirve como centro de la película, ubicado entre pintorescos bungalows y parques verdes. Vive adyacente a la propiedad del célebre director Roman Polanski y su incipiente esposa actriz Sharon Tate. Como una especie de contrapunto, la pareja proyecta un aura de glamour sin esfuerzo, felizmente contentos en compañía del otro. Tate, un alma dulce y gentil, es constantemente adulada por los fanáticos y los medios de comunicación adoradores, lo que destaca la atmósfera artificial y confinada que rodea la 'perfección' de la superestrella. A pesar de su belleza y fama, Tate irradia una cualidad discreta que da testimonio de la fragilidad del atractivo fugaz del estrellato. Simultáneamente, el mundo que les rodea se está transformando a una velocidad vertiginosa. El establishment de Hollywood lidia con las demandas comerciales y los gustos cambiantes, impulsando inexorablemente a íconos como Dalton y Polanski hacia la extinción. Incluso más allá de las puertas cerradas de Hollywood, las revoluciones culturales y las agitaciones históricas de 1969, en parte provocadas por la Guerra de Vietnam, se manifiestan en confusión. A medida que Polanski se absorbe cada vez más en sus sets meticulosamente coreografiados y sus dramatizaciones, su matrimonio de 20 años comienza a desmoronarse. Tara, su adorable hija, sirve como contrapeso al declive del vínculo entre sus padres. La dinámica aparentemente sencilla entre la pareja artística y el hogar de recién casados revela signos de una precaria lucha psicológica cuando Polanski se queda frecuentemente hasta tarde en el trabajo. Tarantino aporta autenticidad a su drama de época al poblar las escenas de fondo con una auténtica variedad de personalidades famosas que habitaron esta era de Hollywood. Esta película transporta al espectador a ese año específico de La La Land: una fusión exuberante de optimismo y realidad sacudida donde Los Ángeles se transformó en una verdadera casa de la diversión de promesas e incertidumbres.
Reseñas
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