Retrato de una mujer en llamas

Trama
Es finales del siglo XVIII, y la isla de Bretaña es un lugar tranquilo, aunque algo aislado. El año es alrededor de 1770, y las normas sociales dictan que el lugar de una mujer en el mundo se limita a la vida doméstica y al matrimonio. Sin embargo, en medio de este rígido marco, una chispa de subversión se enciende en la forma de Marianne, una joven pintora de París, a instancias de la condesa de Tourvel. Esta enigmática patrocinadora contrata a Marianne para pintar el retrato de su sobrina, Héloïse. La reacia aceptación de Marianne del encargo pone en marcha un intrigante vínculo, interclasista y prohibido, entre las dos mujeres. La historia se desarrolla con el dramático telón de fondo del océano y el pintoresco, aunque agreste, paisaje de la isla. En contraposición a este coro distintivo, la narrativa teje meticulosamente una narrativa entrelazada de amistades y autodescubrimiento que critica sutilmente las expectativas sociales. Marianne, inicialmente poco entusiasta con el encargo, tiene un pasado turbio y una relación tumultuosa con su amante, Paul. Como resultado de su pasado, ahora es una cortesana, encargada de encontrar su inspiración a través de las relaciones más que de las emociones. Contrariamente a esta forma de pensar, sin embargo, parece no poder alejarse de la protegida de la Condesa, Héloïse. Al llegar a la isla, Marianne descubre rápidamente que Héloïse sólo se casará en beneficio de su familia, ya que les proporciona estabilidad económica. Está a punto de casarse con un hombre llamado Wilhelm, que es diez años mayor. Este matrimonio concertado también consolidará la posición social de su familia dentro de su círculo. A medida que los caminos de Marianne y Héloïse se cruzan, sus mundos distintivos se intersectan cada vez más. A medida que Marianne comienza a pintar el retrato de Héloïse, se vuelven excepcionalmente cercanas. Establecen una conexión orgánica expresándose con franqueza y conversando libremente, revelando sus secretos y sentimientos íntimos. Marianne aporta un notable talento artístico y una pasión por su oficio, que se traducen en impresionantes obras de arte. Sin embargo, todavía lucha con sus verdaderas emociones y su vulnerabilidad. Marianne empieza a conocer los pensamientos, las pasiones y la profunda insatisfacción que siente Héloïse con respecto a su vida. Encuentra consuelo al reconocer el deseo oculto que alberga Héloïse. Profundizando en su vida interior, ambas mujeres, aparentemente distanciándose socialmente, desarrollan un profundo afecto mutuo. Pintar el retrato ahora, para Héloïse, se convierte en encontrar sus propias emociones.
Reseñas
Max
Acapella by the bonfire, longing gazes across the crowd, a kiss that arrives too late. Oil paints. The unraveling of a male-free utopia. Four seasons, each a bullseye! Calculated and precise, this film is love itself. A fever dream. (And the beautiful woman *isn't* shaving her armpits! Fascinated.)
Tessa
A lesbian film masterpiece of 2019, leaving a lingering and resonant aftertaste. My mind is filled with Noémie Merlant's handsome and beautiful face (scratch that!)—actually, it's the film's oil painting-like texture that's so captivating, like attending a fine art exhibition, very sophisticated. This atmosphere is built by the exclusive use of natural and candlelight throughout the film, coupled with crisp sound effects and ambient noise (a must-see in the cinema). Adèle Haenel's final scene completely breaks her character down, prompting tears in the cinema—bravo! I don't quite understand the comparison to a female version of "Call Me By Your Name." Is it just because they both have piano scenes and borrowing books? Some say the film has anti-male sentiments, I totally disagree. Isn't it the arranged marriages that are being critiqued? Just because there are no men prominently featured? It's much more than that...
April
Never observe someone carelessly, for it is too easy to fall in love with her.
Caroline
Most lesbian films begin with shared suffering, while gay films often start with shared exile. Some are empowered, others are disempowered; no one is truly free. In such a world, we gaze at the tumultuous waves, lacking the courage to break free, and instead shrink back into the ordinary. Yet, life without freedom, however comfortable, feels like pins and needles. Wishing every one of you, all of you, to join hands and bravely face the storms ahead.
Recomendaciones
