Saint Seiya Capítulo del Cielo: Obertura

Saint Seiya Capítulo del Cielo: Obertura

Trama

Tras las brutales secuelas de la guerra contra Hades, el mundo se tambalea por las devastadoras consecuencias. Los Santos, antaño poderosos, que dieron su vida en la batalla contra el inframundo, yacen derrotados y dispersos. Entre ellos, Atenea y sus leales seguidores luchan por asumir su nueva realidad. La diosa Atenea, venerada y reverenciada por su inquebrantable coraje e inquebrantable dedicación a la justicia, se queda sin palabras mientras lidia con su propio destino. Mientras tanto, una nueva fuerza comienza a agitarse en las sombras. Artemisa, la diosa lunar largamente abandonada, comienza a reafirmar en secreto su poder sobre la Tierra. Según una antigua profecía, Artemisa fue una vez la deidad guardiana de la Tierra, pero su naturaleza cruel y manipuladora obligó a los otros dioses a rechazarla. Sin embargo, parece que no ha sido olvidada. Con su regreso, Artemisa revela una impactante verdad: Atenea, la diosa Atenea a la que adoraban los Santos, no es más que una intrusa, una usurpadora que robó su legítimo lugar como deidad guardiana de la Tierra. Cuando Artemisa toma su legítimo lugar dentro del Santuario, un templo masivo dedicado al servicio de los dioses, los Santos se sorprenden y se consternan. Los santos más leales de Atenea, incluidos Shiryu, los Santos Blancos, Shura, el Santo rival de los Santos de Pegaso, Seiya es capturado por el Santo de Atenea y retenido en el Santuario; Seiya luego se ve obligado a confrontar la cruel realidad que se le ha presentado. Atenea, que una vez se sintió orgullosa como su protectora, ahora no es más que una prisionera, confinada en un rincón oscuro y abandonado del Santuario. Armada con el conocimiento de que la diosa que adoran no es más que una mera intrusa, una pretendiente al trono, Artemisa desata toda su furia sobre el santuario. Su poder no se parece a nada que los Santos hayan visto jamás. Con su autoridad divina, convoca a un ejército de Santos oscuros y retorcidos, cada uno impulsado por una furia insaciable y un hambre de destrucción. Los Santos de bronce, incluidos Seiya, Shura, Hyoga, Shiryu, Shun, Andrómeda y otros, se topan con la trágica verdad de que han adorado a una mera pretendiente. La revelación destroza su fe en Atenea, y muchos comienzan a cuestionar la verdadera naturaleza de su propia existencia. Ante tal traición, una pequeña banda de valientes Santos se propone derrocar a Artemisa y restaurar a Atenea a su legítimo lugar como deidad guardiana de la Tierra. Con un coraje inquebrantable, se comprometen a desafiar la voluntad opresiva de la diosa lunar y restaurar a su verdadera diosa a su antigua gloria. Armados con nada más que su inquebrantable determinación y su inquebrantable fe en los dioses, los Santos de bronce se embarcan en una peligrosa búsqueda para vencer a las fuerzas de la oscuridad y romper las cadenas que atan a Atenea. Liderados por Seiya, se embarcan en un traicionero viaje a través de paisajes traicioneros, enfrentándose a enemigos temibles a cada paso. A medida que la lucha por el futuro del mundo llega a su punto de ebullición, los Santos se encuentran cara a cara con su mayor enemigo hasta el momento: la formidable Artemisa. En una batalla que abarca los cielos y sacude los cimientos mismos de la Tierra, los Santos deben enfrentar sus propias dudas y temores, y descubrir el verdadero significado del coraje, la lealtad y el inquebrantable poder del espíritu humano. Con el destino del mundo pendiendo de un hilo, los Santos de bronce deben dejar de lado sus diferencias y unirse como nunca antes. Unidos por un sentido compartido de propósito y una ardiente determinación de restaurar la justicia en el mundo, lanzan un ataque final y desesperado contra el corazón mismo del Santuario. A medida que avanza el reloj hasta el enfrentamiento final, los santos se ven obligados a enfrentar su propia mortalidad y los verdaderos horrores de la guerra. En un mundo destrozado por las ambiciones conflictivas de los dioses, solo puede haber un vencedor. Y depende de los Santos de bronce determinar quién será. Con sus espíritus intactos, los Santos de bronce cargan a la refriega, decididos a dar sus vidas al servicio de su diosa y su mundo. A medida que el polvo se asienta y las batallas continúan, solo una cosa es cierta: el destino del mundo pende de un hilo, y la valentía de los Santos de Bronce se someterá a la prueba definitiva.

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Reseñas