Y el mundo marcha

Y el mundo marcha

Trama

En esta conmovedora y poderosa película muda, *Y el mundo marcha* cuenta la historia del sueño americano, pero uno que finalmente lleva a la desilusión y la desesperación. John (interpretado por John Graham) es un joven con una ambición considerable, pero le falta la disciplina y el empuje para alcanzar sus objetivos. Le vemos de joven, trabajando como mensajero, luchando por llegar a fin de mes en la bulliciosa ciudad de Nueva York. La vida de John da un giro importante cuando conoce a Mary (interpretada por Margery Wilson), la bella y bondadosa hija de una familia adinerada. Los dos se enamoran profundamente y su torbellino de romance culmina en un matrimonio apresurado. Al establecerse en su nueva vida juntos, John consigue un trabajo bien remunerado en la prestigiosa Compañía Telefónica Bell, y la pareja parece destinada al éxito. Sin embargo, con el paso de los años, John empieza a luchar contra las presiones de su trabajo, así como contra las responsabilidades de la vida matrimonial. Él y Mary tienen dos hijos, y la incapacidad de John para mantenerlos económicamente causa estrés y ansiedad dentro de la familia. Los problemas matrimoniales de la pareja se ven aún más exacerbados por la infidelidad de John, que sólo sirve para debilitar aún más su relación. A pesar de sus esfuerzos, John se ve perdiendo su trabajo, y la familia se ve obligada a depender de la caridad de la adinerada familia de Mary para salir adelante. La tragedia golpea cuando uno de sus hijos enferma y muere, dejando a Mary destrozada emocionalmente. El vínculo que una vez fue fuerte entre John y Mary está ahora en peligro, y la pareja empieza a distanciarse. Con el paso de los años, John se va desilusionando cada vez más del sueño americano, que una vez había visto como una garantía de éxito y felicidad. En cambio, se encuentra perdido entre la multitud anónima de la ciudad, un drone sin rostro que lucha por sobrevivir en un mundo que parece no tener utilidad para él. Se aísla y se encierra en sí mismo, incapaz de conectar con nadie ni con nada, y finalmente pierde el contacto con la realidad. A lo largo de la película, el director King Vidor utiliza un montaje de imágenes para transmitir la sensación de dislocación y desconexión que experimenta John. Vemos el rostro de John reflejado en el cristal de un rascacielos, una metáfora de la naturaleza fragmentada y desconectada de la vida moderna. La ciudad misma se convierte en un personaje, una entidad monstruosa y despiadada que se traga a John y a su familia entera. El momento más conmovedor de la película llega cuando John, ya anciano, regresa a la casa de su infancia, donde se encuentra con recuerdos de una época más feliz e inocente. Se da cuenta demasiado tarde de que el sueño americano que había estado persiguiendo era una ilusión, una fantasía fugaz que le ha dejado vacío e insatisfecho. La película termina con la muerte de John, un comentario triste y conmovedor sobre la fragilidad de la vida humana y la futilidad del sueño americano. *Y el mundo marcha* es un retrato magistral de la alienación urbana, un comentario sobre los efectos deshumanizadores de la vida moderna. A través de la historia de John, Vidor nos muestra el lado oscuro del sueño americano, un sueño que promete mucho pero ofrece poco. La película es una poderosa denuncia de una sociedad que valora el éxito y las posesiones materiales por encima de todo, y sigue siendo un comentario relevante y estimulante sobre la condición humana.

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Reseñas