El Jardín de los Pecadores: El Santuario Hueco

Trama
En el verano de 1998, una joven llamada Shiki Ryougi yacía en una cama de hospital, con su vida suspendida en el limbo. La causa de su condición fue un accidente de tráfico devastador, que la había dejado en un estado de animación suspendida durante dos largos años. Ahora, mientras lentamente comenzaba a moverse, el mundo a su alrededor era borroso. Sus recuerdos eran confusos y su sentido de identidad estaba envuelto en la incertidumbre. Fue un momento que cambiaría el curso de la vida de Shiki para siempre, un momento que la introduciría en un mundo que existía más allá del suyo. Un mundo de magia, de espíritus y de fuerzas oscuras que acechaban en las sombras. Fue un mundo que desafiaría su propia existencia y la obligaría a enfrentar los rincones más oscuros de su propia alma. Mientras Shiki luchaba por orientarse, fue visitada por una mujer enigmática llamada Touko Aozaki. Aozaki no era una visitante ordinaria, sin embargo. Era una maga, una hechicera con poderes más allá de la comprensión de los mortales. Su presencia fue un recordatorio de que el mundo de Shiki estaba a punto de ser puesto patas arriba. Aozaki era la propietaria de un estudio llamado Garan no Dou, un lugar donde los límites entre los mundos de la magia y la realidad se desdibujaban. Era un lugar donde los perdidos y los olvidados venían a buscar consuelo, y donde los secretos del pasado estaban esperando ser descubiertos. A medida que Shiki comenzó a explorar el mundo que la rodeaba, descubrió que no estaba sola. Seres enigmáticos, criaturas con poderes más allá de su comprensión, comenzaron a acecharla. Eran los Mōkyūkake no Shinshō, o el "Santuario Vacío", como se les conocía. Eran criaturas del vacío, con cuerpos que parecían estar hechos de nada y con ojos que ardían con una energía de otro mundo. Los Mōkyūkake no Shinshō se sintieron atraídos por Shiki, como si estuvieran sintiendo una chispa dentro de ella que había estado oculta durante tanto tiempo. La vieron como una llave, una llave que podía desbloquear los secretos del universo, y no se detendrían ante nada para reclamarla. Mientras Shiki luchaba por comprender la naturaleza de estas criaturas, comenzó a experimentar extrañas visiones y alucinaciones auditivas. El mundo a su alrededor comenzó a distorsionarse y los límites entre la realidad y la fantasía comenzaron a desdibujarse. Vio vislumbres de un mundo que existía más allá del suyo, un mundo de belleza y maravilla, pero también de oscuridad y terror. Touko Aozaki estaba allí para guiarla, para explicar la naturaleza del mundo que Shiki estaba comenzando a experimentar. Aozaki era una figura compleja, con motivaciones que no estaban del todo claras. Era una guardiana, una protectora, pero también era una coleccionista, una recolectora de almas. A medida que Shiki navegaba por este mundo extraño y retorcido, descubrió que su propia existencia estaba ligada a una conspiración mayor. Había sido parte de un mundo de magia y misterio antes de su accidente, un mundo que existía en las sombras. Y ahora, a medida que comenzaba a recuperar sus recuerdos, estaba siendo arrastrada de nuevo a ese mundo, un mundo de secretos y mentiras, donde lo que estaba en juego era más alto de lo que jamás podría haber imaginado. Con los Mōkyūkake no Shinshō acercándose a ella, Shiki se vio obligada a enfrentar la oscuridad dentro de sí misma. Tenía que enfrentar el vacío, para confrontar el vacío que yacía en el corazón de su propia existencia. Y al hacerlo, descubriría una verdad que la sacudiría hasta sus cimientos. El Santuario Hueco fue solo el comienzo, una puerta de entrada a un mundo de horror y maravilla. Era un mundo donde las leyes de la realidad no eran más que un recuerdo, y donde las criaturas que acechaban en las sombras estaban esperando para desatar su ira sobre el mundo. Pero para Shiki, era una oportunidad para redescubrirse a sí misma, para encontrar un nuevo propósito en un mundo que se estaba saliendo de control rápidamente.
Reseñas
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