El buen hijo

Trama
El buen hijo, dirigida por Joseph Ruben, es una película de suspense psicológico de 1993 que cuenta la historia de un niño llamado Henry Evans, interpretado por Elijah Wood, que lucha contra los aspectos más oscuros de la naturaleza humana. La película comienza con Henry quedándose con sus tíos, Susan (Joan Allen) y Louis (Eli Wallach), en Massachusetts. La madre de Henry no está presente en el hogar, lo que crea una sensación de aislamiento para el joven. Al principio, Henry parece adaptarse bien a su nuevo entorno, pero su vida da un giro drástico cuando se hace amigo de su primo, el hijo de Louis, Conrad (Macaulay Culkin). Los dos niños tienen aproximadamente la misma edad, lo que facilita su vínculo. Sin embargo, a medida que pasa el tiempo, Henry comienza a notar cambios en el comportamiento de Conrad. Se vuelve cada vez más agresivo, posesivo y manipulador, a menudo arremetiendo contra quienes lo rodean. Las observaciones de Henry son inicialmente desestimadas por sus tíos, quienes creen que el comportamiento de Conrad es solo una fase por la que pasan los niños. Sin embargo, a medida que las acciones de Conrad se vuelven más erráticas, la verdad comienza a desarrollarse. Se hace evidente que Conrad tiene un grave problema psicológico, uno que amenaza no solo el bienestar de Henry sino también el de su familia. El descenso de Conrad a la locura se describe como un proceso lento y doloroso. Comienza a exhibir tendencias inquietantes, como ser demasiado agresivo con los animales y participar en un comportamiento manipulador para conseguir lo que quiere. Queda claro que Conrad no es solo un niño con problemas, sino un individuo genuinamente perturbado, que no tiene reparos en usar la violencia para lograr sus objetivos. Mientras Henry es testigo del comportamiento de Conrad, se siente cada vez más dividido entre su lealtad a su primo y su creciente sensación de inquietud. Comienza a preguntarse si hay algo fundamentalmente mal en Conrad, o si su comportamiento es el resultado de la educación que recibió de sus padres. Mientras tanto, la madre de Henry, Laura (Liam Aiken), regresa sorprendentemente, lo que añade otra capa de complejidad a la historia. La madre de Henry tiene una relación tensa con la madre de Conrad, lo que crea tensión en el hogar. La presencia de Laura también sirve como catalizador de los acontecimientos que se desarrollan, ya que sus interacciones con Conrad revelan una comprensión más profunda de su condición. A medida que la historia llega a su clímax, Henry se enfrenta a una realidad aterradora. Se ve obligado a afrontar la oscura verdad sobre el comportamiento de Conrad y las devastadoras consecuencias de sus actos. La conclusión de la película es a la vez impactante e inquietante, dejando al público con una impresión duradera de la fragilidad de la psicología humana y la oscuridad que acecha bajo la superficie de familias aparentemente normales. A lo largo de El buen hijo, la cinematografía destaca por su capacidad para capturar la sensación de inquietud y tensión que impregna la historia. Los entornos oscuros y atmosféricos, combinados con la banda sonora, crean una sensación de presagio que culmina en una conclusión escalofriante. Macaulay Culkin ofrece una interpretación que es a la vez cautivadora e inquietante, capturando a la perfección la complejidad del personaje de Conrad. En última instancia, El buen hijo es una película que invita a la reflexión y que profundiza en las complejidades de la naturaleza humana. Es un cuento con moraleja que destaca los peligros de ignorar las señales de advertencia de las enfermedades mentales y las devastadoras consecuencias que pueden derivarse de ello.
Reseñas
Recomendaciones
