Yermo

Trama
En la dura e implacable extensión de un mundo postapocalíptico, donde los cielos antes azules se han convertido en un gris desolado y la tierra yace estéril e inmóvil, una figura solitaria emerge del polvoriento horizonte. Este enigmático individuo, envuelto en misterio, posee una motivación singular que impulsa su viaje: la búsqueda de agua. Mientras camina penosamente por el árido yermo, con la garganta reseca y la piel marchita como testimonio de la desesperación que alimenta su búsqueda, el hombre desconocido se obsesiona cada vez más con la perspectiva de saciar su sed. Mientras el hombre atraviesa este devastado paisaje, comienza a descubrir los restos de una civilización que una vez floreció antes del cataclismo que provocó su caída. Los imponentes rascacielos ahora yacen en ruinas, sus exteriores de acero y hormigón agrietados y rotos, mientras que las calles están llenas de desperdicios de una época pasada: cascos oxidados de automóviles, vidrios rotos y los restos retorcidos de maquinaria que alguna vez zumbó con vida. El aire está cargado con el olor acre del humo y el polvo, un recordatorio constante de la devastación que ha asolado el mundo. A pesar de la desolación de su entorno, el hombre continúa avanzando, impulsado por una ardiente determinación de encontrar agua. Navega a través de los restos de una ciudad que alguna vez fue grandiosa, evitando los remanentes de pandillas itinerantes y criaturas mutadas que han evolucionado en este entorno hostil. A medida que pasan las horas, la cantimplora del hombre se vacía cada vez más, sus labios agrietados y secos por la sed constante que corroe su propio ser. Cuando el sol comienza a ponerse, proyectando un brillo dorado sobre el desolado yermo, el hombre tropieza con una gasolinera abandonada. El letrero descolorido cruje con el viento, un recuerdo inquietante de las vidas que alguna vez prosperaron en este lugar olvidado. Los ojos del hombre recorren el área, buscando cualquier señal de agua, pero está claro que esta gasolinera abandonada no ofrece respiro a su sufrimiento. Su sed, sin embargo, solo sirve para alimentar su resolución, lo que lo impulsa a continuar su búsqueda en la oscuridad de la noche. Cuando las estrellas comienzan a parpadear en lo alto, los pasos del hombre se vuelven cada vez más trabajosos, su cuerpo clama por alivio del implacable tormento de la sed. Sin embargo, sigue adelante, impulsado por un destello de esperanza que lo guía a través de la oscuridad. Es una esperanza que se niega a extinguirse, incluso frente a probabilidades abrumadoras, un testimonio de la voluntad indomable de sobrevivir que arde dentro de este hombre desconocido. A medida que pasan las horas, la visión del hombre comienza a nublarse, sus pasos se reducen a un arrastre mientras el despiadado control del desierto aprieta su agarre sobre su cuerpo maltratado. Aún así, sigue adelante, impulsado por una desesperada determinación de encontrar agua, sin importar el costo. Y entonces, en medio de la noche, un destello de luz aparece en el horizonte: una señal de esperanza, un faro de salvación. Con energía renovada, el hombre tropieza hacia la luz, con la garganta reseca y el cuerpo fatigado clamando por alivio. A medida que se acercan, la luz se vuelve más brillante, iluminando un pequeño oasis enclavado dentro de un valle. Los ojos del hombre se abren con una mezcla de asombro y temor al contemplar la vista de un pequeño manantial que brota de la tierra. Es un sueño fugaz, un momento de pura alegría que el hombre había renunciado a experimentar. Con manos temblorosas, el hombre cae de rodillas, ahuecando sus manos para recoger el agua preciosa. Cuando se lleva el líquido a los labios resecos, una ola de alivio lo inunda, su sed finalmente saciada después de una eternidad de sufrimiento. Los ojos del hombre se cierran en éxtasis, la frescura del agua envolviendo su garganta seca como un suave bálsamo. Por un breve momento, el hombre se pierde en el simple placer de beber, con su sed finalmente saciada. Sin embargo, incluso mientras saborea este momento de triunfo, sus pensamientos se dirigen al implacable yermo que se encuentra más allá de este pequeño oasis. Con su sed finalmente saciada, el hombre se enfrenta a una nueva realidad: el mundo sigue siendo un lugar duro e implacable, pero por este fugaz momento, ha encontrado consuelo en un pequeño rincón del mismo. Su viaje puede estar lejos de terminar, pero con agua en la mano, el hombre está listo para enfrentar cualquier desafío que se presente, armado con el conocimiento de que incluso en los lugares más desolados, siempre hay esperanza.
Reseñas
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