50/50

Adam Lerner, un escritor y masajista de 27 años que vive en San Francisco, siempre había pensado que la edad adulta y la responsabilidad no formaban parte de su plan de vida. Sin embargo, su realidad da un giro inesperado cuando conoce al Dr. Richmond, un joven oncólogo, en un hospital. En una típica tarde de martes, el mundo de Adam se hace añicos al recibir la noticia de que ha sido diagnosticado con cáncer de columna. Las posibilidades de supervivencia son de alrededor del 50/50, de ahí el diagnóstico. La respuesta emocional inicial de Adam a la noticia es de incredulidad, pánico e ira. El diagnóstico lo envía a una espiral descendente de desesperación y depresión. A medida que las noticias sobre la condición de Adam se difunden rápidamente a través de su comunidad, sus relaciones se ponen a prueba, particularmente su relación con su madre. Kathy Lerner, la madre de Adam, toma el asunto en sus propias manos por la preocupación por su hijo. Intenta controlar su vida, gestionando su salud y su vida social. Este comportamiento controlador crea tensión en su relación. Por otro lado, Adam encuentra un vínculo poco común con la asistente del Dr. Richmond, Rachel, una enfermera vibrante y cariñosa que tiene entre veinte y treinta años. Rachel se convierte en una fuente de apoyo para Adam a medida que navega por las complejidades del tratamiento contra el cáncer. Rachel acaba de salir de una relación a largo plazo y está luchando por encontrar su lugar en el mundo. Ella y Adam encuentran consuelo en la compañía del otro, mientras Adam comienza a darse cuenta del verdadero significado de la amistad durante su recuperación. El esposo de Katherine Lerner, Richard Lerner, trata de sobrellevar la inminente fatalidad que se cierne sobre su familia. Le cuesta expresar sus sentimientos y, a menudo, recurre a minimizar la situación. A pesar de esto, hace todo lo posible por apoyar a su familia, incluso cuando la realidad de la situación de Adam se convierte en una pesada carga en sus vidas. Adam también conoce a su amigo Kyle en el proceso de lidiar con el diagnóstico de cáncer. Kyle y Adam han perdido el contacto desde hace años, pero Kyle encuentra una conexión instantánea con la madre de Adam mientras ella trata de manejar el tratamiento de Adam. Adam comienza a apreciar la compañía de Kyle mientras trata de encontrar consuelo en el humor para lidiar con su cáncer. Kyle le presenta a Adam un mundo donde las personas usan el humor, las drogas y las fiestas como mecanismos de afrontamiento para lidiar con el dolor y la adversidad. A medida que Adam se convierte en parte de esta nueva comunidad, comienza a cuestionar el valor de las relaciones y el verdadero significado de la mortalidad. La película, inspirada en la historia real de un nativo de Vancouver, ofrece una mirada sincera e implacable a las realidades del tratamiento contra el cáncer. El director Jonathan Levine aborda hábilmente la montaña rusa emocional en la que se embarca Adam, mostrando la resistencia y la voluntad de vivir que exhiben los pacientes con cáncer. El viaje de Adam desde la desesperación hasta la aceptación y finalmente la esperanza se representa con mucha sensibilidad y empatía. 50/50, la película, se convierte en un testimonio inspirador del poder de la esperanza y el espíritu humano, incluso en los momentos más oscuros. El título '50/50', que inicialmente pareció morboso, resulta ser una metáfora de la resiliencia que define a las personas que encontramos en nuestras vidas.