Un Día en las Carreras

Un Día en las Carreras

Trama

En la obra maestra de la comedia, "Un Día en las Carreras", el director Tay Garnett teje una historia de engaño, amistad y, en última instancia, redención, todo ello ambientado en el vibrante telón de fondo de una competición de carreras de caballos. La película de 1937, protagonizada por el irreprimible Groucho Marx, Tony Martin, Maureen O'Sullivan y Margaret Dumont, es un delicioso comentario sobre las luchas de clases de la época, utilizando inteligentemente la fachada de una carrera de caballos de alto riesgo para satirizar los excesos de la alta sociedad. El Dr. Hugo Hackenbush, interpretado por Groucho Marx, es un hombre de muchos talentos, pero quizá no el veterinario más cualificado. En realidad, su título en medicina veterinaria es, en el mejor de los casos, dudoso, y su experiencia "clínica" consiste únicamente en realizar cirugías en animales anestesiados, cosa que ha hecho mientras asistía a un espectáculo de vodevil. Sin embargo, Hackenbush ha construido una próspera práctica que atiende a los ricos y bien conectados, que están más preocupados por su encanto y carisma que por sus cualificaciones reales. A medida que la historia se desarrolla, conocemos a Stuffy, el socio de confianza de Hackenbush en el crimen, interpretado por Chico Marx, y a Tony, un joven rico que se ha enamorado de Judy, una bella mujer de la alta sociedad, interpretada por Maureen O'Sullivan. La familia de Judy se encuentra en dificultades económicas, y su padre ha hipotecado su granja para cubrir los gastos médicos. En un intento desesperado por salvar la granja y asegurar el futuro de Judy, Tony convence al Dr. Hackenbush para que participe en una prestigiosa carrera de caballos, con la esperanza de ganar el premio y restaurar la fortuna de la familia. Sin embargo, hay varios obstáculos en su camino. En primer lugar, las dudosas credenciales de Hackenbush como veterinario le convierten en un candidato poco probable para ganar la carrera. Además, su rival, el rico y astuto Profesor Egon Silem, interpretado por Douglass Dumbrille, no se detendrá ante nada para ganar la competición y exacerbar aún más los problemas de la familia de Judy. Mientras los cuatro amigos – Hackenbush, Stuffy, Tony y Judy – se embarcan en su fatídico viaje hacia la victoria, se encuentran con una serie de desventuras que muestran el ingenio y la astucia de Hackenbush, así como la ingenuidad de Tony y las travesuras de Stuffy. Una escena particularmente memorable presenta a Hackenbush, en su inimitable estilo, tratando de convencer a un grupo de curiosos escépticos de que es, en efecto, un veterinario cualificado, sólo para ser pillado por sus propias inconsistencias. La culminante secuencia de la carrera de caballos, que constituye la pieza central de la narración, es una clase magistral de tensión cómica. Hackenbush, ahora propietario de un caballo de carreras, debe navegar por una compleja red de rivales, sabotajes y pura mala suerte para salir victorioso. Al final, no es sólo el caballo el que gana, sino el espíritu de amistad, camaradería y – quizás – un poco de redención lo que une los diversos hilos de la narración. "Un Día en las Carreras" es una comedia encantadora y desternillante que sigue deleitando al público hasta el día de hoy, ofreciendo un comentario irónico sobre las luchas de clases de la década de 1930. Groucho Marx, como el indomable Dr. Hackenbush, está en su momento más carismático, utilizando su ingenio y sus bromas características para desviar la atención de sus dudosas credenciales y llevar al público a una alegre persecución. El memorable reparto de secundarios de la película, incluyendo a Chico Marx como el adorable y locuaz Stuffy y a Tony Martin como el torpe pero en última instancia adorable Tony, contribuyen al tono alegre de la película. Al final, "Un Día en las Carreras" es una película sobre el poder de la amistad y la redención, una historia que nos recuerda que incluso los héroes más improbables pueden estar a la altura del desafío y salir victoriosos gracias a la fuerza de voluntad. Al cerrarse el telón, nos quedamos con una impresión duradera de la alegría, la camaradería y el humor que definen este clásico atemporal del cine americano.

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Reseñas