Becket

Trama
La película de 1964, Becket, es un drama histórico que explora la tumultuosa relación entre el rey Enrique II de Inglaterra y su consejero de confianza, Thomas Becket, un joven clérigo carismático e inteligente que asciende en las filas hasta convertirse en Arzobispo de Canterbury. La película comienza con el lujoso estilo de vida del rey Enrique II (interpretado por Peter O'Toole), representado como un exceso de indulgencia y libertinaje. El rey está rodeado de un séquito de aduladores y cortesanos que alimentan su ego y complacen todos sus caprichos. Thomas Becket (interpretado por Richard Burton), por otro lado, es un individuo devoto y ascético que sirve como principal consejero y confidente del rey. A pesar de sus personalidades muy diferentes, los dos hombres han desarrollado un vínculo estrecho e íntimo, y Becket a menudo sirve como una brújula moral para el rey. Sin embargo, el nombramiento de Becket como Arzobispo de Canterbury, diseñado por el rey, prepara el escenario para una confrontación catastrófica entre los dos hombres. El rey, que se ha vuelto cada vez más tiránico y está desilusionado con la influencia de la Iglesia sobre su reino, cree que al nombrar a Becket como el Arzobispo, puede mantener el control sobre la Iglesia y usarla como un medio para consolidar su poder. Becket, por otro lado, se muestra reacio a aceptar el nombramiento, sintiendo que comprometería su integridad y socavaría sus relaciones con los monjes y el clero. Cuando Becket asume su nuevo cargo, comienza a ver las maquinaciones del rey por lo que son: un intento de socavar la autoridad de la Iglesia y obtener poder absoluto sobre Inglaterra. A pesar de sus reservas iniciales, Becket se convierte en un firme defensor de los derechos y libertades de la Iglesia, y su nueva posición le permite desafiar directamente la autoridad del rey. Los dos hombres entablan una serie de acaloradas discusiones, con Becket usando su ingenio e inteligencia para confrontar los excesos y abusos de poder del rey. La película da un giro dramático cuando el rey Enrique II hace una serie de comentarios incendiarios sobre Becket, incluido el llamarlo "ese impedimento para la justicia". Este comentario desata una ola de indignación entre el clero y el pueblo de Inglaterra, que ven a Becket como un campeón de sus derechos y un defensor de su fe. El rey, ajeno al peligro que ha creado, continúa burlándose y menospreciando a Becket, llevando a su antiguo amigo al borde de la locura. Mientras tanto, las relaciones de Becket con sus colegas y conocidos comienzan a desmoronarse, particularmente con su antiguo amigo, el rey. La amistad de los dos hombres, que había sido el eje central de la película, comienza a desintegrarse, reemplazada por una mezcla tóxica de sospecha, celos y animosidad. Los consejeros de Becket y el clero, que habían llegado a temer la naturaleza tiránica del rey, comienzan a apoyar a Becket, y los dos hombres forman una poderosa alianza que eventualmente conducirá a un enfrentamiento cataclísmico. El clímax de la película toma la forma de una confrontación entre el rey Enrique II y cuatro de sus caballeros, que han sido designados para asesinar a Becket en la misma Catedral donde se ha refugiado. El rey, incapaz de ordenar el asesinato personalmente, en cambio ha enviado a sus caballeros a hacer el trabajo, evitando así una pérdida de cara potencialmente desastrosa. En una de las escenas más memorables y conmovedoras del cine, Becket, dándose cuenta de que su tiempo casi ha terminado, se para en la Catedral, proclamando desafiantemente: "No voy a ir a ninguna parte. La ley del Señor no es la ley de Inglaterra". A medida que los caballeros se acercan, Becket permanece inmóvil, con los ojos fijos en el cielo, anticipando su destino. La escena termina con una toma del rey, pálido y tembloroso, mientras se escucha el sonido de los golpes mortales de Becket en el fondo. Las consecuencias del asesinato de Becket ven a la Iglesia levantarse indignada, con muchos clérigos y nobles calificando las acciones del rey como un acto sacrílego que ha traído deshonra al reino. Enrique II, dándose cuenta demasiado tarde de la profundidad del sacrificio de Becket, se vuelve cada vez más aislado y solitario, atormentado por los fantasmas de su propia culpa y arrepentimiento. La película termina con una nota de pena y melancolía, con el reino del rey sumido en el caos y la confusión, como si los cimientos mismos de la sociedad se hubieran sacudido hasta la médula. A través de la lente de este drama histórico, el director Peter Glenville explora las complejidades del poder y la lealtad, destacando los peligros de la ambición desenfrenada y la importancia del principio moral frente a la tiranía. Las interpretaciones de Peter O'Toole y Richard Burton añaden profundidad y matices a la historia, capturando la intensidad y la pasión que alimentaron el conflicto de la vida real entre el rey Enrique II y Thomas Becket.
Reseñas
Recomendaciones
