Un Dios Salvaje

Un Dios Salvaje

Trama

Un Dios Salvaje (Carnage) es una película de comedia negra de 2011 dirigida por Roman Polanski, basada en la obra "God of Carnage" de Yasmina Reza, exalumna de la Escuela de Drama de Yale y ganadora del premio Tony y Pulitzer por su obra 'Take Me Out', y nominada por 'Una Behanding en Spa', colaboradora de Roman durante mucho tiempo. La película está protagonizada por Jodie Foster, Kate Winslet, John C. Reilly y Christoph Waltz como dos parejas de padres que intentan mantener una conversación civilizada después de que sus hijos se peleen en la escuela. La historia gira en torno a las dos familias, los Bronatts y los Cowans, que acaban de ser informados por sus respectivos hijos, Zachary y Ethan, de que han participado en una pelea violenta por una bagatela en disputa, una pelota de goma. En un esfuerzo por evitar que el incidente se convierta en un conflicto mayor, los padres deciden reunirse y llegar a una solución mutuamente aceptable. La velada comienza cordialmente, con la anfitriona, Penelope Longstreet (interpretada por Jodie Foster), abogada, intentando disipar cualquier tensión potencial. Invita a sus invitados, Michael Longstreet (interpretado por John C. Reilly), un editor de libros infantiles, su esposa, Nancy Cowan (interpretada por Kate Winslet), y su esposo, Alan Cowan (interpretado por Christoph Waltz), al apartamento de los Longstreet, donde entablan una conversación trivial, tentativa e incómoda. A medida que avanza la noche, la conversación pasa del objetivo inicial de discutir el incidente con sus hijos a los problemas subyacentes en ambos hogares. A través de las bromas de los personajes, la película revela la intrincada red de relaciones y la frágil naturaleza de estos matrimonios. Sus discusiones se convierten rápidamente en amargas discusiones sobre los estilos de crianza y los valores de cada uno. La dinámica entre los personajes se deteriora rápidamente, exponiendo problemas profundamente arraigados de inseguridad, frustración y el miedo a no hacer un buen trabajo como padres. A medida que la conversación se vuelve cada vez más amarga, la fachada de civilidad y decoro se desmorona, lo que lleva a una serie de revelaciones poco halagüeñas e incómodas. A medida que la máscara de cada personaje comienza a resbalar, los límites entre la etiqueta social y los sentimientos personales se desdibujan. Es entonces cuando la noche da un giro oscuro, y cada personaje desciende aún más a un abismo de egoísmo y desesperación. En este estado de mayor ansiedad, sus acciones se vuelven más infantiles, ya que vuelven a un estado primario, incapaces de controlar sus emociones. Un intercambio particularmente memorable ocurre cuando Nancy Cowan arremete contra las opiniones aparentemente condescendientes de Michael con respecto a los hombres, mientras que Michael responde con un comentario mordaz sobre la falta de instintos maternales de Nancy. Un momento después, la animosidad de Nancy Cowan se dirige a Alan Cowan cuando comienza a sermonearla sobre la importancia de tener el control de uno mismo y evitar emocionarse. Es durante esta intensa confrontación que Nancy finalmente llega a su punto de ruptura y le arroja su bebida a Alan Cowan, quien responde rápidamente tirando su libro al suelo y dejándola sola en un apartamento que se vacía. La película finalmente desciende al caos, reflejando el caos dentro de las propias familias, y exponiendo la podredumbre subyacente que existe debajo de la superficie de su fachada aparentemente civilizada. Cuando concluye la noche, las dos parejas huyen, dejando atrás sus pertenencias y abandonando toda pretensión de decencia civil. Roman Polanski captura expertamente la desintegración de estas dos familias a través de una atención meticulosa a las actuaciones de sus actores y una dirección magistral de las interacciones tensas y escalofriantes entre ellos. La película, con su humor negro malvado y su agudo comentario sobre las costumbres sociales de la clase media, es a la vez inquietante y fascinante. Si bien a primera vista, Un Dios Salvaje (Carnage) puede parecer una película aparentemente trivial e intrascendente, en última instancia, es una poderosa crítica de la fragilidad de las relaciones sociales y las devastadoras consecuencias de las emociones desenfrenadas y los sentimientos reprimidos. Al despojar la apariencia de civilidad y decoro, la película revela un mundo de conflictos tácitos y problemas no resueltos que se encuentran en el corazón de la experiencia humana, lo que la convierte en un comentario profundamente inquietante, aunque estimulante, sobre la ruptura de las relaciones en la sociedad moderna.

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Reseñas