Octavo Grado

Trama
Octavo Grado es una comedia dramática de iniciación conmovedora y cercana que profundiza en las complejidades de la adolescencia, particularmente durante la fase de transición de la escuela secundaria a la preparatoria. Ambientada en la actualidad, la película retrata magistralmente la ansiedad y la inquietud de su protagonista, Kayla Day, una chica reservada e introvertida de 13 años que lucha por navegar las aguas ignotas de su última semana de la escuela secundaria. La película sigue a Kayla, interpretada por la actriz Elsie Fisher, mientras se embarca en un viaje para redefinirse a sí misma, confrontar sus inseguridades y descubrir su verdadera identidad. Mientras se prepara para entrar en el territorio desconocido de la escuela preparatoria, Kayla se enfrenta a una crisis existencial, insegura de quién quiere ser y cómo encaja en su círculo social. Su octavo grado ha sido una serie de decepciones, desde encuentros incómodos con su enamoramiento hasta la humillación de no ser tan popular o segura de sí misma como alguna vez lo fue. Las luchas de Kayla se entrelazan hábilmente con las experiencias diarias de sus compañeros, capturando los matices de las relaciones adolescentes, las amistades y las jerarquías sociales. Sus interacciones con sus compañeros de clase, como Gavin Booth, el compañero encantador pero sin rumbo que ha albergado un enamoramiento secreto por Kayla, demuestran las complejidades de la dinámica de la escuela preparatoria, donde las alianzas se forjan y se rompen con una frecuencia alarmante. Las relaciones de los personajes se retratan con sensibilidad y autenticidad, evitando estereotipos y caricaturas. A lo largo de la película, la relación de Kayla con su madre, Mark Chernoff, interpretada por Judith Light, sirve como un contrapunto vital a sus experiencias en la escuela. Las dificultades de Mark para conectarse con su hija, alimentadas por sus propios recuerdos de la adolescencia, subrayan la universalidad de las relaciones madre-hija y las dificultades de comunicación entre generaciones. A medida que Kayla navega por su última semana de la escuela secundaria, Mark se pone cada vez más ansiosa, lo que refleja los miedos y las ansiedades de los padres de todo el mundo al contemplar las transiciones de sus hijos al mundo impredecible de la escuela preparatoria. Uno de los mayores puntos fuertes de la película reside en su retrato matizado de la adolescencia, capturando el mundo desordenado, contradictorio y, a menudo, humorístico de los jóvenes de 13 años. El escritor y director Bo Burnham navega hábilmente por las complejidades de la adolescencia, evitando el sentimentalismo y el melodrama en favor de un enfoque más discreto y observacional. El guion de Burnham está repleto de observaciones irónicas sobre la adolescencia moderna, desde la incomodidad de los bailes escolares hasta los peligros de las redes sociales y las ansiedades de las presiones académicas. A medida que Kayla lucha por encontrar su lugar en el panorama social de su escuela, descubre una floreciente pasión por el vlogging, o la creación de videos en línea, que se convierte en un medio de autoexpresión y conexión. Su personaje en línea, "KaylaBird", le permite trascender su yo tímido e introvertido, abrazando su creatividad y confianza en un reino digital. La intersección de la vida en línea y fuera de línea de Kayla sirve como un comentario sobre las tensiones entre la autenticidad y la actuación en la era digital, así como sobre la difuminación de los límites entre lo real y lo virtual. Las actuaciones de la película son universalmente sólidas, con Elsie Fisher ofreciendo un retrato notable y matizado de Kayla Day. La vulnerabilidad, el ingenio y el carisma de Fisher hacen de Kayla una protagonista instantáneamente cercana y entrañable, y su química con el elenco secundario es innegable. Los actores de reparto, incluidos Millicent Simmonds y Joshua Rush, añaden profundidad y matices al retrato de la adolescencia que ofrece la película, dando vida a las complejidades y los desafíos del crecimiento. En última instancia, Octavo Grado es una película sobre la lucha por encontrar la propia identidad, por navegar por las traicioneras aguas de la adolescencia y por descubrir el verdadero yo en medio del ruido de las expectativas y presiones sociales. A través de su enfoque sensible y observacional, la película ofrece un retrato conmovedor y, a menudo, hilarante de los desafíos y los triunfos del crecimiento, recordándonos las imperfecciones e incertidumbres de la vida, incluso en las circunstancias aparentemente más ordinarias.
Reseñas
Recomendaciones
