El astronauta

Trama
En el pintoresco pueblo español de Minglanillas, el verano de 1969 está a punto de convertirse en una estación para recordar. Para un grupo de amigos, Juan Luis (Mariano Venancio), su hermana Elena (Elena Serrano) y sus amigos, la emoción de presenciar la historia desarrollándose en la televisión es la chispa que desencadena una cadena de acontecimientos. El evento es, por supuesto, el histórico alunizaje, una hazaña lograda por la misión Apolo 11 de la NASA. La fascinación del grupo por el espacio y sus posibilidades es contagiosa. La noticia del alunizaje envía ondas de choque de inspiración, y comienzan a reflexionar sobre la pregunta: "¿Por qué no nosotros?" La noción de alcanzar las estrellas y replicar los logros de otros es una propuesta atractiva para estos jóvenes soñadores. Su imaginación se dispara y se siembra la semilla de una idea: ¿qué se necesitaría para construir un cohete y llegar ellos mismos a la Luna? Juan Luis, que parece ser la fuerza impulsora detrás de este nuevo entusiasmo, sugiere que con algo de determinación y pensamiento innovador, podrían hacer realidad sus sueños. Elena, que es igualmente entusiasta, se une a su hermano para defender la causa. Los dos hermanos reúnen a sus amigos, un grupo de jóvenes llenos de curiosidad y ambición, para que se unan a la búsqueda. Su desafío es doble. Por un lado, construir un cohete capaz de llegar al cosmos es una tarea enorme. Necesitan recopilar información, adquirir materiales y desarrollar el conocimiento para crear una nave espacial fiable. Por otro lado, los ancianos del pueblo y las autoridades locales se muestran escépticos ante la ambición del grupo, cuestionando la viabilidad de su empresa. Ante estos obstáculos, los amigos deciden confiar en su ingenio colectivo para superarlos. Su investigación comienza con transmisiones de televisión y documentales que les brindan información vital sobre la tecnología utilizada por la NASA. Esta información genera una serie de soluciones creativas, y el grupo se dedica a adquirir los materiales necesarios para construir la nave de sus sueños. Con la ayuda de varios aldeanos, obtienen maquinaria vieja, chatarra y cualquier otro material que pueda ayudar en su misión espacial. Los amigos enfrentan contratiempos y dificultades a cada paso, pero nada puede empañar su ánimo. A medida que su cohete toma forma, la comunidad comienza a notar la conmoción en la plaza del pueblo. La emoción es palpable, con algunos espectadores animando a los amigos mientras que otros expresan cautela y preocupación. El alcalde del pueblo, en un esfuerzo por mantener la paz y el orden, interviene, advirtiendo a los adolescentes que tal proyecto seguramente terminará en decepción. A pesar de las advertencias del alcalde, el grupo se mantiene firme, convencido de que su arduo trabajo y dedicación finalmente darán sus frutos. Elena asume un papel más importante en el proyecto, ya que el grupo decide hacer de su cohete un símbolo de la unidad y la determinación de su comunidad. Los amigos enfrentan numerosos desafíos, incluidas limitaciones financieras, contratiempos técnicos y dudas sobre sí mismos. Sin embargo, continúan inspirándose en las historias de éxito del programa espacial y entre ellos, utilizando su creatividad colectiva para encontrar soluciones a cada obstáculo. Uno de los principales desafíos que enfrenta el grupo radica en comprender la inmensa escala y complejidad de los viajes espaciales. La noción de un viaje a la Luna es casi incomprensible para aquellos que nunca se han aventurado más allá de los límites de su aldea. A pesar de estos desafíos, siguen adelante, impulsados por un espíritu indomable que los impulsa hacia adelante. En el clímax de la película, el cohete está completo y los amigos se preparan para lanzar su creación al espacio. Con una mezcla de emoción y temor, se reúnen para presenciar el despegue, la culminación de sus esfuerzos arduamente ganados. Sin embargo, su cohete no se eleva al cielo; en cambio, explota en una explosión de llamas, lo que causa preocupación y angustia a todos los espectadores. El devastador resultado podría ser desalentador para la mayoría, pero los amigos no permiten que su revés descarrile sus sueños. Reflexionan sobre las lecciones que han aprendido y se dan cuenta de que la verdadera esencia de su proyecto no era alcanzar las estrellas sino el viaje que emprendieron para llegar allí. Llegan a comprender la importancia de aprender de sus errores, perseverar a través de la adversidad y el valor de una comunidad solidaria que comparte sus aspiraciones. La película concluye con una nota conmovedora, cuando los adolescentes de Minglanillas se reúnen para recordar las lecciones de su proyecto espacial. Salen de esta experiencia con una nueva apreciación por la inmensidad del universo y la resistencia del espíritu humano. Aunque su cohete no llegó a la Luna, han viajado a una comprensión más profunda de sí mismos, de su comunidad y del potencial que reside en el corazón de cada individuo.
Reseñas
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