Grotesque 2

Grotesque 2: Torture, originalmente titulada 'Torture', es una película canadiense de horror y suspense dirigida por Kevan Ohtsji, estrenada en 2001. Es una secuela de la película de 1995 'Grotesque'. Mildred Moyer (interpretada por la sucesora de Adriana Caselotti, Adrienne Pearce), una mujer de mediana edad con un pasado sórdido, tiene una forma peculiar de lidiar con las injusticias infligidas a ella y a otros. En esta continuación de la historia, Mildred pone su mirada en una organización religiosa tipo culto conocida como 'Heaven's Gate' (La Puerta del Cielo). Este grupo, que explota a sus miembros y se aprovecha de su vulnerabilidad, tiene un oscuro historial de manipulación de personas para sus propios y retorcidos fines. Como ejemplo de su maldad, el culto se aprovecha de los emocionalmente frágiles explotando su fe para obtener beneficios económicos, dejando a muchos de sus miembros en la ruina financiera. Mildred se siente impulsada a buscar venganza por los males cometidos por esta institución 'celestial'. Utilizando sus heterodoxos medios de castigo, orquesta una serie de brutales y retorcidas represalias contra el culto y sus miembros. Estos horribles actos son a menudo inhumanos, pero, en la retorcida opinión de Mildred, sirven como una forma de justicia retorcida. Su campaña de venganza desata una serie de espantosos asesinatos. Las víctimas del culto se ven torturadas de una manera que recuerda a las 'torturas' medievales, como el potro o ser aplastados en una prensa. Si bien estos castigos evocan una sensación de retribución moral, es evidente que también le brindan satisfacción personal. A pesar de la inflexible brutalidad de los métodos de Mildred, el líder del culto parece ajeno al peligro que ella representa. Sus acciones y las de sus seguidores han desatado un círculo vicioso de violencia, uno que ahora amenaza con consumir a todos los involucrados. A medida que aumenta el número de cadáveres, la policía local lucha por comprender la verdadera naturaleza de la venganza de Mildred. Su limitada comprensión de sus motivaciones y métodos los lleva por callejones sin salida mientras intentan reconstruir los eventos que se desarrollan en su ciudad. Mientras tanto, el culto permanece ajeno al peligro que les acecha, y continúa llevando a cabo sus actividades manipuladoras y siniestras. Se hace evidente que las acciones de Mildred están impulsadas por el deseo de castigar a los responsables de la injusticia cometida en su nombre. Cada horrible tortura sirve como un retorcido recordatorio de que las crueles acciones de los miembros del culto no quedarán impunes. En medio de este violento baño de sangre, es evidente que la justicia, a los ojos de Mildred Moyer, ha adoptado una forma muy singular y personal. Al promulgar un retorcido ciclo de venganza, se convierte en el instrumento de retribución que el culto tan justamente merece. Este fascinante thriller de terror plantea interrogantes sobre la naturaleza de la moralidad y qué forma debe adoptar la justicia frente a tales injusticias. La película concluye con la venganza de Mildred Moyer finalmente cumplida. Sus acciones han servido para corregir lo que ella percibe como una profunda injusticia, incluso si eso tuvo un costo terrible.