Manos de Piedra

Trama
Manos de Piedra es una película dramática de 2016 dirigida y escrita por Jonathan Jakubowicz. La película cuenta la historia de Roberto Durán (interpretado por Óscar Isaac), un talentoso boxeador panameño que se convierte en uno de los más grandes de todos los tiempos y su relación con su entrenador, Ray Arcel (interpretado por Robert De Niro). El título de la película, Manos de Piedra, es una referencia al estilo de boxeo único e intimidante de Durán, así como a su apodo, "Manos de Piedra", que se refiere al hecho de que sus puños eran como piedras, capaces de asestar golpes aplastantes que podían destronar incluso a los oponentes más duros. La película comienza con Roberto Durán entrenando en las calles de la Ciudad de Panamá cuando era niño. Muestra una aptitud natural para el boxeo y finalmente es descubierto por el boxeador cubano Fellesco "Chato" Cepero, quien lo ayuda a obtener reconocimiento en el mundo del boxeo. Durán se muda de Panamá a Cuba, donde entrena con algunos de los mejores boxeadores del mundo. A medida que su carrera despega, Durán conoce a Ray Arcel, un entrenador veterano famoso por su capacidad para ayudar a boxeadores mediocres a convertirse en campeones. Arcel queda impresionado por el potencial de Durán y se ofrece a entrenarlo. Los dos forman una asociación improbable, con Arcel empujando a Durán a ser lo mejor posible y Durán demostrando ser un aprendiz rápido. Uno de los aspectos más interesantes de Manos de Piedra es su representación de la relación de Durán con Arcel. Si bien Durán y Arcel provienen de mundos diferentes y tienen personalidades diferentes, forman un vínculo que es profundo y complejo. Durán, profundamente arraigado en sus culturas panameña y cubana, a menudo se debate entre su lealtad a su entrenador y su lealtad a sus raíces. Arcel, por otro lado, es un entrenador astuto que lo ha visto todo. Ha entrenado a algunos de los mejores boxeadores de todos los tiempos, incluidos Sugar Ray Robinson y Jake LaMotta. A pesar de sus años de experiencia, Arcel está atormentado por su pasado y lucha contra la adicción. A lo largo de la película, Durán y Arcel participan en una serie de batallas épicas dentro y fuera del ring. Se enfrentan a un elenco de personajes, incluido Sugar Ray Leonard, un boxeador joven y talentoso que está ansioso por enfrentarse a Durán y demostrar ser el mejor del mundo. El clímax de la película se basa en una pelea famosa entre Durán y Sugar Ray Leonard, que tuvo lugar en 1980. Durán y Leonard eran considerados dos de los mejores boxeadores del mundo, y su pelea fue ampliamente anticipada. Sin embargo, la pelea no salió como se esperaba. Durán, que era conocido por su brutal estilo de pelea, dominó el combate, pero de repente se rindió en el octavo asalto, diciendo la famosa frase "No Más". Las secuelas de la pelea son objeto de mucha especulación, y muchos fanáticos creen que Durán se rindió porque estaba cansado de la pelea o porque se sentía intimidado por Leonard. Sin embargo, Manos de Piedra cuenta una historia diferente. Según la película, Arcel le dijo a Durán que abandonara la pelea porque sabía que Durán corría el peligro de ser lastimado por la rapidez y el dominio del ring de Leonard. El final de la película es a la vez conmovedor e inspirador. La decisión de Durán de abandonar la pelea marcó el principio del fin de su carrera, pero también marcó un punto de inflexión en su relación con Arcel. A partir de ese momento, Durán comenzó a abrirse a Arcel y a hablar sobre sus sentimientos sobre su carrera y su vida personal. Al final, Manos de Piedra cuenta la historia de dos hombres que cambiaron sus vidas mutuamente. Durán aprendió de Arcel cómo ser un campeón, pero también aprendió a abrirse y ser vulnerable. Arcel, que había luchado contra la adicción y los demonios personales durante años, encontró un nuevo sentido de propósito y pertenencia con Durán. A través de su representación de la relación de Durán y Arcel, Manos de Piedra arroja luz sobre las complejidades del mundo del boxeo y las personas que lo habitan. La película es un tributo al deporte y a sus más grandes campeones, pero también es una exploración matizada de lo que se esconde bajo la superficie del brillo y el glamour. Al final, Manos de Piedra es una película sobre el poder de la conexión humana y las formas en que las personas pueden cambiar sus vidas mutuamente. A través de su representación de la improbable asociación de Durán y Arcel, la película cuenta una historia de amistad, lealtad y redención que resuena mucho después de que terminan los créditos.
Reseñas
Recomendaciones
