Bésame, Tonto

Bésame, Tonto es una película de comedia estadounidense de 1964 dirigida por Billy Wilder, un narrador magistral conocido por su ingenio agudo y sus ingeniosos giros argumentales. La película es una masterclass de sátira, que se burla de la noción de la romantización de Hollywood del suroeste americano y la desesperación de quienes viven en las afueras de Las Vegas. La película se centra en el personaje de Dino, interpretado por Dean Martin, un carismático cantante de salón que acaba de llegar a la ciudad desértica de Clayton con nada más que su maleta y su talento para el canto. La naturaleza amatoria de Dino es inmediatamente evidente, y pronto pone sus ojos en la hija del mecánico local, Polly, interpretada por Felicia Farr. Sin embargo, el afecto de Dino se encuentra con el rechazo, y se desespera por encontrar consuelo en los brazos de una mujer. Es en este punto donde Dino conoce a Orville, interpretado por Ralph Meeker, un talentoso pero luchador compositor que vive en un tráiler destartalado con su amigo y socio, Zelda, interpretada por Barbara Nichols. Orville tiene una inclinación por escribir canciones de amor empalagosas, que han sido rechazadas por todos los productores de la ciudad. En un intento de aplacar a Dino y asegurar un potencial mecenas para sus canciones, Orville convence a Zelda para que se haga pasar por su esposa durante la noche, con una historia de fondo y cambios de vestuario fabricados apresuradamente. Mientras Dino y Zelda pasan la noche juntos, la farsa se vuelve cada vez más compleja, con Zelda luchando por mantener la compostura mientras Dino se enreda cada vez más en la fantasía de su relación. Mientras tanto, Orville se queda para lidiar con las consecuencias de su ardid, incluida la ira de su novia real, que ha sido perjudicada en el proceso. A lo largo de la película, el ingenio agudo y la sátira inteligente de Wilder están a la vista. La película es una crítica mordaz de la creación de mitos de Hollywood que ha transformado el suroeste americano en una tierra de romance y fantasía. El uso que hace la película de la ubicación, con sus paisajes desérticos decolorados y moteles ruinosos, sirve para subrayar las duras realidades de la vida en las afueras de Las Vegas. El reparto de Bésame, Tonto también es destacable, con Martin y Meeker ofreciendo interpretaciones sobresalientes. La carismática interpretación de Martin de Dino está perfectamente equilibrada por la desafortunada e impotente interpretación de Meeker como Orville. La química entre los protagonistas es innegable, y sus interacciones son algunos de los momentos más memorables de la película. El clímax de la película, que involucra una serie de percances y malentendidos que amenazan con exponer la verdadera identidad de Zelda, es una masterclass de sincronización cómica. El ritmo está hábilmente manejado, con Wilder usando secuencias de montaje y cortes rápidos para crear una sensación de caos y desorden. En última instancia, Bésame, Tonto es una película que es tanto un producto de su tiempo como un comentario sobre él. La sátira y el comentario social de la película son mordaces e incisivos, abordando temas como la objetificación de las mujeres y la comercialización del arte. Al mismo tiempo, la película es una oda nostálgica al Hollywood de los años 50 y 60, con su glamour desvanecido y sus estrellas desvanecidas. Al final, Bésame, Tonto es una película que es tanto un reflejo de su tiempo como un comentario sobre él. Es una sátira matizada, inteligente e hilarante que sigue deleitando al público hasta el día de hoy. Con su ingenio agudo, giros argumentales inteligentes e interpretaciones sobresalientes, Bésame, Tonto es una experiencia cinematográfica que no se debe perder.