Nada Más que la Verdad

Nada Más que la Verdad

Trama

Nada Más que la Verdad es una película de comedia estadounidense de 1941 dirigida por el nominal guionista Edgar G. Ulmer, con una historia acreditada a Ulmer. La trama, centrada en dos corredores de bolsa rivales que participan en una apuesta de alto riesgo, sigue como un ejercicio fascinante de engaño, honestidad y los desafíos de navegar por la etiqueta social durante un período peculiar en la historia estadounidense. Conocemos a nuestro protagonista, James Shea, interpretado por Preston Foster, como un corredor de bolsa exitoso pero modesto de Nueva York que recientemente se ha asociado con su amigo, el carismático y extravagante Jameson, interpretado por Brian Donlevy. Su asociación comercial recién formada parece tener un gran comienzo, pero bajo la superficie, queda claro que Shea y Jameson tienen enfoques fundamentalmente diferentes para hacer negocios. Sus desacuerdos finalmente conducen a una apuesta audaz: Shea apuesta con confianza a Jameson $10,000 a que puede pasar sin decir una sola mentira u omisión por un período de veinticuatro horas. Lo que está en juego es alto, con Jameson convencido de que puede hacer lo mismo, ganando así la apuesta. A medida que el reloj comienza a correr, los dos hombres deben afrontar las dificultades de mantener la honestidad incluso en las interacciones más mundanas y navegar por su complicada red de amistades, rivalidades y socios comerciales. Shea pronto se entera de que su nuevo socio, Jameson, tiene algunos asociados cuestionables y una reputación de prácticas comerciales dudosas. A pesar de esto, las apuestas se han fijado y Shea debe adherirse a su voto de veracidad. Cada conversación se convierte en un delicado acto de equilibrio, que exige que Shea camine por la delgada línea entre la veracidad y el tacto, para no revelar inadvertidamente demasiada información a extraños. A lo largo del día, Shea y Jameson se cruzan con frecuencia, intercambiando comentarios mordaces e ingeniosas frases mientras navegan por un complejo panorama social donde la honestidad y la deshonestidad parecen cambiar según la compañía que tengan. Sus conversaciones a menudo se centran en temas aparentemente inocuos, pero debajo de la superficie, se esconde un juego más profundo del gato y el ratón mientras cada uno intenta superar al otro. Mientras tanto, las relaciones de Shea con sus seres queridos se ponen a prueba. Su novia, Barbara, interpretada por Veronica Lake, está dividida entre su afecto por Shea y la tensión que la apuesta ha provocado en su relación. Su confusión y preocupación crean tensión, añadiendo una capa adicional de complejidad a la terrible experiencia de Shea. A medida que pasan las horas, la verdad empieza a interponerse en el camino de todos. Las personas que rodean a Shea y Jameson se muestran cada vez más perplejas por el compromiso inquebrantable del corredor de bolsa con la honestidad. Cuanto más dice lo que piensa, más revela inadvertidamente sobre sus socios comerciales, creando una red inestable de rumores y verdades a medias que amenaza con desentrañar el delicado tejido de sus relaciones. Cuando el polvo finalmente se asienta, queda claro que ninguno de los protagonistas ha salido ileso. La verdadera prueba llega cuando el reloj finalmente da la medianoche, marcando el final del período de veinticuatro horas y, lo que es más importante, el momento en que se revelarán los verdaderos efectos de la apuesta. El resultado final puede no ser el único aspecto sorprendente, ya que las consecuencias de la apuesta exponen las implicaciones más profundas de una pregunta simple, aunque profunda: ¿qué significa decir la verdad? La película adopta una visión satírica de las normas sociales durante la época de la Gran Depresión estadounidense y explora la tensión entre la verdad, el tacto y las complejidades de las conexiones humanas durante los tiempos de dificultades económicas. A través del personaje de James Shea, un hombre estoico e intransigente obligado a navegar por un panorama traicionero de engaño y autoengaño, la película Nada Más que la Verdad nos pide que confrontemos nuestra propia relación con la verdad y cuestionemos las implicaciones que nuestras palabras pueden tener en quienes nos rodean. A medida que la montaña rusa del mercado de valores alcanza su conclusión culminante, el mensaje de la película, aunque se entrega a través de una serie de eventos aparentemente inocuos, nos recuerda la importancia de la verdad y las consecuencias impredecibles de su búsqueda.

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Reseñas