Roma

Roma

Trama

En el vibrante y caótico telón de fondo de la Ciudad de México de los años 70, la aclamada película de Alfonso Cuarón, Roma, presenta un retrato conmovedor y poderoso de la vida de dos empleadas domésticas, Cleo y Adela, mientras cuidan de una familia de clase media, los Flores Rivases. La película profundiza en las complejidades de su mundo, explorando temas como la clase, la familia y los lazos tácitos entre los cuidadores y aquellos a quienes sirven. La historia se desarrolla en 1970, con Sofía, la madre de cuatro hijos, luchando por equilibrar sus propios deseos y necesidades mientras su esposo Antonio, un hombre de negocios bien intencionado pero distante, se ausenta por un período prolongado. En medio de esta agitación, Cleo y Adela se convierten en partes integrales de la vida diaria de la familia, compartiendo su amor, apoyo y comprensión con los niños. Cleo, un alma bondadosa y gentil, es la principal cuidadora de los niños, Toño, Pepe y Sofi, los hijos de Sofía, así como de su hija pequeña, Lupita. Su dedicación y compasión inquebrantables resultan invaluables a medida que calma sus miedos, alivia sus ansiedades y fomenta una sensación de seguridad y pertenencia dentro del hogar familiar. A través de la presencia de Cleo, los niños crecen y se desarrollan, y sus personalidades se despliegan con cada día que pasa. Adela, por otro lado, tiene un enfoque más reservado y disciplinado, que refleja la educación estricta y tradicional de su personaje. Su papel no es el de la crianza emocional, sino el de la asistencia pragmática: administrar el hogar, cocinar y mantener el orden. A pesar de sus diferentes enfoques para el cuidado, tanto Cleo como Adela desarrollan apegos profundos a los niños, convirtiéndose en una parte vital de sus vidas. A medida que avanza la historia, se presenta a la audiencia a varios personajes que habitan el mundo de los Flores Rivases. Está Antonio, un padre cariñoso pero distante, y Sofía, una madre desesperada pero resiliente, que lucha por encontrar su lugar dentro de la familia. Las complejidades de sus relaciones están hábilmente entrelazadas a lo largo de la narrativa, pintando un retrato matizado del amor, la pérdida y las complejidades de la dinámica familiar. A lo largo de la película, Cuarón emplea magistralmente un estilo cinematográfico distintivo, capturando la esencia de la Ciudad de México en la década de 1970. Desde los colores y texturas vibrantes de la ciudad hasta las tiernas expresiones del amor de Cleo por los niños, la realización cinematográfica es una extensión de la narración de Cuarón. El trabajo de cámara es a la vez íntimo y expansivo, invitando al espectador a convertirse en una parte integral del mundo de la familia. Uno de los aspectos más llamativos de Roma es su exploración de la relación tácita entre los cuidadores y aquellos a quienes sirven. La película plantea preguntas esenciales sobre la naturaleza del trabajo, el valor del cuidado y los lazos invisibles que se forman entre los individuos. A través de las interacciones de Cleo con los niños, Cuarón destaca el profundo impacto que los cuidadores tienen en sus vidas, desafiando la noción de que el trabajo que realizan es de alguna manera menos significativo que el de sus empleadores. Roma es también una conmovedora historia de madurez, no solo para los niños, sino también para Cleo. A medida que avanza la narración, somos testigos de su crecimiento, sus sueños y sus propios deseos que bullen bajo la superficie. Su relación con Francisco, un amable repartidor, agrega una capa adicional de profundidad a su personaje, enfatizando la idea de que incluso frente a la adversidad, se pueden encontrar la humanidad y la conexión. A lo largo de la película, la escritura de Cuarón se caracteriza por su sutileza y moderación, lo que permite a la audiencia completar los vacíos e interpretar la narrativa a su manera. Este enfoque no solo habla del poder de la imaginación humana, sino que también enfatiza la importancia de considerar múltiples perspectivas y puntos de vista. En última instancia, Roma es un testimonio del poder perdurable de las conexiones humanas y el amor que impregna incluso las vidas más ordinarias. A través de su conmovedor retrato de la vida de Cleo y Adela, la película ilumina el mundo a menudo pasado por alto de las trabajadoras domésticas, destacando sus invaluables contribuciones a la vida de los demás. La conclusión de la película, que es a la vez trágica y edificante, sirve como un conmovedor recordatorio de las complejidades de la vida y la importancia de preservar el espíritu humano frente a la adversidad. Al abandonar el mundo de Roma, nos quedamos con un profundo sentido de aprecio por los cuidadores invisibles que dan forma a nuestras vidas y un respeto perdurable por la resistencia del corazón humano.

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Reseñas