El Jilguero

El Jilguero, dirigida por John Crowley, es una película dramática de 2019 basada en la novela homónima ganadora del Premio Pulitzer de Donna Tartt. La historia sigue a Theo Decker, un niño de 13 años que vive en el Bajo Manhattan, Nueva York, con su madre, Susan, una socialité adinerada. Un martes por la mañana típico, Theo y su madre visitan el Museo Metropolitano de Arte, donde asisten a una gala benéfica. Después de una breve conversación con otro invitado, la madre de Theo se va para asistir a una venta benéfica, mientras que Theo se queda para admirar la pintura holandesa del siglo XVII "La Ronda de Noche". Sin embargo, su visita se interrumpe cuando una bomba explota fuera del museo, matando a Susan y causando caos entre los invitados. Theo, aturdido y desorientado por la explosión, toma una mochila cercana y corre a través del caos para encontrar a su madre. En un ataque de pánico, agarra el pequeño colgante que su madre le había dado y, mientras rebusca entre los vidrios rotos y los escombros, accidentalmente recoge la pequeña pintura "El Jilguero" de Carel Fabritius, en lugar de un jarrón roto que su madre había estado sosteniendo. La pintura se convierte en una obsesión para Theo, representando un recuerdo de su madre y sirviendo como un símbolo de esperanza y supervivencia. La prima de la madre de Theo, Kitsey Barnhill, lo acoge, pero su esposo, Larry, tiene una relación problemática con Theo, tratándolo más como una molestia que como un miembro de la familia. Theo encuentra consuelo en la presencia de Kitsey, su hermano y el leal amigo de su familia, Hobie, un hábil restaurador de muebles y anticuario. Hobie se convierte en una figura paterna para Theo, enseñándole varios oficios y ayudándolo a desarrollar un sentido de propósito. A medida que se desarrolla la historia, Theo se muda a Las Vegas para vivir con su padre, Boris, un hombre que nunca ha conocido. Boris y su segunda esposa, Xandra, inicialmente dan la bienvenida a Theo en su hogar, pero su relación se deteriora rápidamente. Theo lucha por adaptarse a su nuevo entorno y lidia con el dolor, la culpa y el trauma emocional resultante de la muerte de su madre. A lo largo de su viaje, Theo se involucra con un sindicato del crimen en Nueva York, liderado por una figura misteriosa y carismática, Andy Barbour. La fascinación de Andy por la pintura y su propio pasado oscuro se revelan lentamente a medida que Theo se enreda en su mundo. La tensión de la película aumenta a medida que Theo navega por las complejidades de la operación de Andy, mientras mantiene sus relaciones con Hobie, Kitsey y otros personajes que han influido en su vida. Uno de los temas centrales de El Jilguero es el impacto duradero del trauma en la vida de un individuo. Las experiencias de Theo dan forma a su visión del mundo, influyendo en sus percepciones del mundo que lo rodea. A través de su obsesión con la pintura, crea un sentido de propósito y significado, pero esto se convierte en una fuerza consumidora que amenaza con destruir sus relaciones y su sentido de sí mismo. La película también explora los aspectos más oscuros de la naturaleza humana, como se ve en el personaje de Andy Barbour, quien se convierte en un símbolo del poder destructivo de la adicción. La relación de Barbour con la pintura es igualmente compleja, ya que la ve como un símbolo de su propia inocencia perdida y un recordatorio de su pasado problemático. A medida que la historia llega a su fin, Theo, ahora un joven, lidia con las consecuencias de sus acciones y las decisiones que ha tomado. Las escenas finales de la película lo muestran intentando enmendar sus errores y forjar un nuevo camino en la vida, mientras se enfrenta al dolor y al trauma de su pasado. La pintura, ahora un recuerdo lejano, se ha convertido en un recordatorio de la fragilidad de la vida y la importancia de la conexión humana. Al final, El Jilguero ofrece una reflexión conmovedora sobre el poder perdurable del amor, la pérdida y el espíritu humano.