Las Manos de Orlac

Las Manos de Orlac es una película de terror y suspense franco-italiana de 1960 dirigida por Edouard Molinaro. La película es una adaptación de la novela homónima de Peter Curtis, y está protagonizada por Mel Ferrer como el Dr. Delambre y Melina Mercouri como su esposa Solange. La película comienza con el Dr. Delambre (Ferrer) realizando una cirugía para injertar nuevas manos a un pianista, Stefan Orlac (Jean Sorel). Orlac es un pianista de fama mundial conocido por su talento excepcional y su hermosa música. Sin embargo, durante una actuación en un tren nocturno, un descarrilamiento causa graves heridas a Orlac, y ambas manos le son amputadas en un intento desesperado por salvar su vida. A medida que Orlac comienza su terapia física y proceso de recuperación, el Dr. Delambre explica que las nuevas manos que le serán injertadas fueron obtenidas de su hermano André, quien era un asesino convicto. Se revela que André Delambre fue ejecutado por sus crímenes, pero sus manos se salvaron durante la autopsia, y se han conservado para fines de trasplante. Orlac inicialmente no está seguro sobre el origen de sus nuevas manos, pero a medida que comienza a tocar el piano de nuevo con las manos injertadas, se siente cada vez más inquieto. Al principio, atribuye su malestar a la sensación aún desconocida de sus nuevas extremidades, pero a medida que pasa el tiempo, comienza a sentir algo peculiar acerca de sus manos transformadas. Experimenta sueños vívidos y perturbadores, donde las manos parecen tener vida propia, insinuando la oscura historia que llevan. A medida que Orlac profundiza en el caso de su hermano, descubre un oscuro secreto familiar: el Dr. Delambre también había experimentado con otros procedimientos de trasplante, incluyendo la unión de un brazo a una mujer fallecida. Orlac se consume por el oscuro legado de su hermano y el aura espeluznante de las manos, sintiendo una conexión inexplicable con André y sus atrocidades. El comportamiento de Orlac se vuelve errático y violento, causando fricción entre él y su cuñada Solange (Mercouri). Solange trata de entender la transformación de Orlac y lucha por conectar con él como una esposa cariñosa, pero también se siente cada vez más perturbada por la siniestra transformación de su ex marido. A medida que las manos continúan ejerciendo una influencia inquietante sobre Orlac, Solange se convence de que realmente han tomado el control de sus acciones. Ella confía en su marido, el Dr. Delambre, esperando orientación sobre cómo ayudar a su marido, pero él parece despreocupado y más centrado en sus esfuerzos experimentales. Mientras tanto, un detective, que había estado investigando los crímenes de André, está a la caza de cualquier pista restante. Sin que Orlac lo sepa, había estado involucrado en el juicio de André y había desarrollado una fijación con el caso. Comienza a investigar el pasado del Dr. Delambre, buscando conexiones entre las partes del cuerpo desaparecidas y el trágico accidente en el tren nocturno. A medida que las tensiones aumentan, Solange intenta quitar las manos a Orlac, con la esperanza de que eso rompa el agarre de la energía oscura que lo impulsa. En una confrontación desgarradora, Solange confiesa al médico que cree que Orlac ya no es él mismo, y que las manos han tomado el control de su cuerpo y su alma. En un giro climático y aterrador, se hace evidente que el destino de Orlac está sellado. Las verdaderas intenciones del Dr. Delambre como cuidador de Orlac, sin embargo, finalmente se exponen: no tiene intención de separar las manos; son una parte integral de su plan más amplio para trasplantar varias partes del cuerpo, transformando efectivamente a los humanos en híbridos de algún tipo. El intento desesperado de Solange de rescatar a Orlac falla y, en un estado de absoluta desesperación, se ve obligada a huir por su propia vida. Trágicamente, Orlac, consumido por completo por la energía malévola que emana de las manos, sucumbe a una muerte horrible e intempestiva.