El Mirón

El Mirón es una película británica de suspense psicológico de 1945, sin embargo, basándonos en los detalles de la película, consideraremos la película de suspense sobre asesinos en serie de Hong Kong de 1997 del mismo nombre, dirigida por Herman Yau. En esta versión, se nos presenta un escalofriante retrato de un asesino en serie que se aprovecha de víctimas desprevenidas. Roy Chen Chih Lai, el principal antagonista, es un individuo calculador e implacable con una perturbadora aflicción. Sufre de un fetiche por las piernas, que alimenta sus retorcidos deseos de violar y asesinar a mujeres inocentes. En su retorcida forma de pensar, cortar las piernas de sus víctimas sirve como un trofeo repugnante, un recordatorio tangible de sus crímenes. Sus acciones son una afrenta a la dignidad humana, dejando tras de sí un rastro de devastación y terror. La historia toma un giro más oscuro cuando Roy Chen secuestra y comienza a acechar a la policía bancaria Cheng Hsuen (también escrito como Cheng Hsun en algunas variaciones), quien sin saberlo se convierte en su nueva obsesión. Al notar que Cheng tiene una hermana, Kelly, que también es oficial de policía, Roy comienza a orquestar un siniestro plan. No sólo pone sus ojos en Kelly, sino que además se inmiscuye en sus vidas haciendo apariciones inquietantes. La capacidad de Roy para mezclarse con el entorno, haciéndolo casi invisible, contribuye significativamente a su capacidad para ejecutar sus siniestros planes. Parece tener una extraña habilidad para acercarse a sus objetivos ganándose su confianza, sólo para desatar su naturaleza malévola sobre ellos cuando menos lo esperan. Roy Chen Chih Lai se convierte en una figura fantasmal que ronda la vida de las mujeres y los hombres que lo rodean, haciendo inevitable su eventual confrontación con Cheng y su familia. Un momento crucial surge en la película cuando Cheng elabora un plan desesperado. Reconociendo que Roy se ha acostumbrado a esconderse a plena vista y a observar a sus víctimas a través de una lente voyerista, decide seguirle el juego a su retorcido juego. Usándose a sí misma como cebo, Cheng se pone en peligro, intentando sacar a Roy a la luz y exponerlo así a la justicia. Esta configuración sirve como la fuerza impulsora detrás del tenso y suspensivo clímax de la película. Una serie de eventos se desarrollan con Roy continuamente empujando los límites de la resistencia humana. A través de las intensas secuencias de la narración, la tensión aumenta, culminando en una confrontación espantosa entre Roy y Chang. En esta confrontación, Chang busca poner fin a las atrocidades de Roy, y el público se queda conteniendo la respiración, preparándose para el eventual resultado de su desesperada apuesta por la libertad. En el contexto de esta película, está claro que Herman Yau estaba decidido a crear una experiencia cinematográfica tan cruda como estimulante. La representación de Yau de la mentalidad retorcida y perturbada del asesino en serie y las mujeres a las que apuntaba saca a la luz un lado de la naturaleza humana que pocos se atreven a explorar. Si bien la película puede carecer de un final más optimista, la película proporciona una visión de la psique de un asesino como éste que es bastante perturbadora y deja a los espectadores preguntándose qué lleva a alguien a cometer actos como éstos. En general, la historia es un viaje oscuramente emocionante que desafía al público a enfrentarse a sus miedos más profundos. Esta película es una representación cruda, intensa y perturbadora de la obsesión y la condición humana, un verdadero thriller de terror psicológico.