Nadadoras

Trama
En medio de la guerra civil, Yusra y Sarra Mardini, dos jóvenes hermanas sirias, se encontraron en una situación desesperada, separadas de su familia al huir de su patria devastada por la guerra en busca de una vida más segura. Las hermanas crecieron en Damasco y no eran ajenas al agua, ya que habían aprendido a nadar a una edad temprana. Sus padres, conscientes de las limitadas oportunidades que tenían en la Siria devastada por la guerra, las animaron a desarrollar una habilidad que podría llevarlas mucho más allá de su atribulado país. La tragedia golpeó cuando la familia Mardini, incluidos sus padres y su hermano menor, emprendieron el peligroso viaje a Europa, con la esperanza de encontrar refugio y reconstruir sus vidas. Sin embargo, al llegar a las costas de Grecia, la familia se vio separada por un encuentro casual con traficantes locales, que les ofrecieron la oportunidad de cruzar el Mediterráneo a cambio de una considerable suma de dinero. En un intento desesperado por escapar del conflicto y llegar a un lugar seguro, Yusra y Sarra, de 17 y 12 años en ese momento, accedieron a unirse a un grupo de refugiados, incluidos sus padres y su hermano menor, en un traicionero viaje en barco a Europa. Al embarcarse en su arriesgada aventura, las hermanas se encontraron en una embarcación destartalada, repleta de docenas de otros refugiados, todos con la esperanza de escapar de la región devastada por la guerra y empezar de nuevo. El viaje fue arduo, y las hermanas pronto se dieron cuenta de que sus padres y su hermano menor no estaban entre el grupo, una constatación que las dejaría sintiéndose perdidas y solas en una tierra extraña. Decididas a protegerse mutuamente y a mantenerse por sí mismas, Yusra y Sarra se unieron a un campo de refugiados local en Berlín, donde se les ofreció la oportunidad de desarrollar aún más sus habilidades de natación, bajo la atenta mirada de Susie O'Neill, exentrenadora del equipo nacional alemán de natación. Al principio vacilantes, las hermanas acabaron aceptando la idea de participar en el deporte que les había brindado tanta alegría y un sentido de propósito en su país. A medida que Yusra y Sarra progresaban en su entrenamiento, fueron invitadas a unirse al Equipo Nacional Juvenil de Natación de Alemania, una oportunidad que les abriría las puertas a competiciones internacionales y que podría allanarles el camino para participar en el mayor escenario de todos, los Juegos Olímpicos. En 2015, Yusra y Sarra hicieron historia al clasificarse ambas para el Equipo Olímpico de Refugiados, una iniciativa pionera que reunió a atletas de zonas de conflicto, ofreciéndoles la oportunidad de competir al más alto nivel, a pesar de que las probabilidades estaban en su contra. Su inclusión en el equipo supuso un importante paso adelante hacia la igualdad y el reconocimiento de quienes huyen de las zonas de crisis. Un año más tarde, en 2016, las dos hermanas, junto con otros 10 atletas refugiados, participaron en los Juegos Olímpicos de Río, compitiendo en pruebas de natación y portando con orgullo la bandera de su país de adopción, Alemania, en el proceso. La participación de Yusra y Sarra sirvió como testimonio de su valentía y capacidad de recuperación ante una adversidad inimaginable, ya que desafiaron las probabilidades para triunfar en el mayor escenario de los deportes internacionales. La historia de Yusra fue particularmente inspiradora, ya que la joven de 18 años se convirtió en una de las primeras mujeres de Oriente Medio y del mundo árabe en competir en los Juegos Olímpicos. Su viaje desde un hogar devastado por la guerra hasta las piscinas olímpicas de Río fue sencillamente extraordinario, un viaje que decía mucho sobre la capacidad del espíritu humano para superar y lograrlo todo contra viento y marea. A través de su increíble viaje, las hermanas Mardini demostraron que, con determinación, valentía y el apoyo de quienes creen en ellas, incluso los retos más desalentadores pueden superarse, allanando el camino hacia un futuro más brillante.
Reseñas
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