¿Acaso no hieren a los caballos?

Trama
¿Acaso no hieren a los caballos? es un drama poderoso e implacable ambientado en el sombrío telón de fondo de la Gran Depresión. La película, dirigida por Sydney Pollack, es una cruda representación de la desesperación y la cruel naturaleza de la humanidad que a menudo acompaña a los tiempos de gran dificultad. La historia gira en torno a un maratón de baile, un evento cruel y explotador, donde los concursantes se ven obligados a bailar sin parar para ganar un codiciado premio en efectivo de 1.500 dólares. El protagonista de la película es Robert E. "Rocky" Ruvall, interpretado por Geraldine Fitzgerald, un maestro de ceremonias carismático y manipulador que organiza y presenta el maratón de baile en un decadente salón de baile de Los Ángeles. Los motivos de Rocky para organizar el evento son multifacéticos. Por un lado, cree genuinamente que está brindando una oportunidad para que los concursantes ganen una cantidad significativa de dinero, que, según él, les salvará la vida en medio de la crisis económica. Por otro lado, también está impulsado por el deseo de entretenerse y obtener ganancias del sufrimiento de los demás. El mundo de Rocky está poblado por un grupo diverso de concursantes, cada uno con su propia historia única que contar. Está Gloria Beatty, interpretada por Jane Fonda, una actriz fracasada que lucha por hacerse un nombre en Hollywood. Gloria es un alma compleja y sensible, desesperada por la fama y la validación. Luego está Harold Baker, interpretado por Michael Sarrazin, un marinero de mediana edad que ha visto mejores días. A pesar de su edad, Harold sigue siendo optimista y está decidido a ganar el premio, que cree que lo ayudará a recuperar su juventud y vitalidad. También compitiendo en el maratón de baile está Alice LeBlanc, interpretada por Susannah York, una rubia encantadora y vivaz con un frágil control de la realidad. Alice es una autoproclamada princesa, pero su vida está envuelta en misterio y secreto. Su relación con su esposo es complicada y está huyendo de un pasado doloroso. Finalmente, está Ruby Parker, interpretada por Bonnie Bedelia, una mujer joven y embarazada que se ve obligada a participar en el maratón de baile para mantener a su hijo por nacer. A lo largo de la película, los concursantes son sometidos a interminables horas de baile, con poca comida, descanso o atención médica. A medida que pasan los días, los concursantes comienzan a desmoronarse, tanto física como emocionalmente. Rocky se complace enormemente en observar el sufrimiento de los concursantes, a menudo haciendo comentarios despectivos y menospreciando sus esfuerzos. Afirma ser un maestro de ceremonias benevolente, pero su verdadero carácter se revela como manipulador y cruel. A medida que el maratón de baile se prolonga, las tensiones aumentan y los concursantes comienzan a volverse unos contra otros. Las acusaciones de trampa y sabotaje vuelan por el salón de baile, creando una atmósfera tóxica de desconfianza y paranoia. Mientras tanto, Rocky se siente cada vez más fascinado con los concursantes, observándolos con una mezcla de diversión y desdén. El desarrollo de los personajes en ¿Acaso no hieren a los caballos? es uno de los mayores puntos fuertes de la película. Cada concursante está meticulosamente elaborado, con historias de fondo y motivaciones complejas que añaden profundidad y matices a la historia. El elenco ofrece actuaciones sobresalientes, dando vida a los concursantes con una mezcla de humor, patetismo y tragedia. Uno de los aspectos más llamativos de la película es su comentario sobre la Gran Depresión. El maratón de baile sirve como una metáfora poderosa de la desesperación y la desesperanza de la época. Los concursantes, que son en su mayoría de comunidades marginadas, se ven obligados a competir entre sí, lo que profundiza la división entre los que tienen y los que no tienen. La cinematografía de la película es impresionante, capturando la atmósfera lúgubre y decadente del salón de baile. El uso de la iluminación y los ángulos de la cámara crea una sensación de claustrofobia y desesperación, atrayendo al espectador al mundo de los concursantes. La banda sonora también es digna de mención, con una mezcla de números de jazz y blues que capturan perfectamente el estado de ánimo y el espíritu de la época. En conclusión, ¿Acaso no hieren a los caballos? es una película inquietante y estimulante que ilumina los aspectos más oscuros de la naturaleza humana. La exploración de la película de la Gran Depresión y la condición humana es a la vez poderosa e inquietante, dejando al espectador con una impresión duradera de la crueldad y la desesperación que a menudo acompañan a los tiempos de grandes dificultades.
Reseñas
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