Delgado

Trama
Benny Cooperman, un abogado de mediana edad de Nueva Jersey, fue construido para dos cosas: su cuenta bancaria y su circunferencia. Como abogado exitoso, lo tenía todo: una vida cómoda, una casa agradable y una esposa que lo apoyaba a pesar de su cuestionable estilo de vida. Sin embargo, debajo de la superficie, Benny no era el hombre más feliz. A menudo estaba deprimido y su obesidad mórbida no le hacía ningún favor. Un día, Benny se encontró en medio de una acalorada disputa con un romaní llamado Tadzu Lempke. La situación comenzó inocentemente, pero se convirtió en una acalorada discusión por un lugar de estacionamiento en un centro comercial abarrotado. Tadzu, sintiéndose insultado e irrespetado, recurrió a un viejo amigo de la familia, un misterioso hechicero romaní llamado John Rook, para que le echara una maldición a Benny. Sin que Benny lo supiera, John había sido una figura poderosa en la comunidad romaní durante años, con un profundo conocimiento de las fuerzas sobrenaturales que gobernaban su mundo. Tenía la reputación de ser ferozmente protector de su gente, y cuando sintió la falta de respeto de Benny hacia Tadzu, lo vio como una afrenta personal. Invocando una energía oscura de las sombras, John lanzó un hechizo de adelgazamiento, drenando lentamente la fuerza vital y el peso de Benny. Al principio, Benny pensó que era solo un virus estomacal, pero a medida que pasaban los días, notó que algo andaba terriblemente mal. Su ropa le empezó a quedar suelta, su peso bajó y su reflejo en el espejo mostraba un rostro que cambiaba rápidamente: ojos demacrados y hundidos, una mandíbula que retrocedía y una tez antes rubicunda ahora de un color pálido y húmedo. El pánico se apoderó de Benny al darse cuenta de que se estaba perdiendo a sí mismo, literalmente. Presa del pánico y desesperado, Benny recurrió a las únicas personas que conocía que podían ayudarlo: sus amigos del crimen organizado. Tenía conexiones dentro de la mafia local y sabía que harían cualquier cosa para mantenerlo de su lado. Al acercarse a sus antiguos socios, Benny sabía que era un riesgo, pero tenía pocas opciones. Si no hacía algo para revertir la maldición, perdería todo lo que apreciaba: su identidad, su matrimonio y, en última instancia, su vida. Benny reclutó la ayuda del jefe de la mafia local, Joe LaGrange, quien accedió a ayudarlo a lidiar con John Rook. Juntos, idearon un plan para persuadir a John de que levantara la maldición. Joe envió a su principal ejecutor, Dicky Fink, para que razonara con John y lo convenciera de deshacer el daño. Sin embargo, John demostró ser un objetivo astuto y esquivo, siempre un paso por delante de Dicky y los matones de la mafia. Mientras Benny continuaba perdiendo peso a un ritmo alarmante, Joe se puso cada vez más nervioso. La desaparición de su amigo sería una pesadilla de relaciones públicas y corría el riesgo de perder el control de su propio territorio. Convencido de que la situación de Benny era una cuestión de vida o muerte, Joe tomó el asunto en sus propias manos. Con el pretexto de una reunión entre viejos conocidos, Joe se acercó a John, con Benny a su lado. Lo que siguió fue un tenso enfrentamiento, con Joe tratando de razonar con John, apelando a su sentido de la justicia, mientras que Benny le rogaba que le mostrara misericordia. Pero John no cedió, insistiendo en que las acciones de Benny tenían consecuencias y que tendría que enfrentarlas. A medida que pasaban las horas, Benny sintió que su vitalidad disminuía, sus pensamientos se volvían confusos. Sabía que tenía que convencer a John de que levantara la maldición, pero el tiempo se acababa. En un momento de desesperación, se volvió hacia Joe, con un rayo de esperanza en sus ojos, un plan que se formaba en su mente enferma. En un intento desesperado por salvar su vida, Benny propuso una solución final: un trato con Joe y la mafia, con el consentimiento de John. John, intrigado por la idea de un compromiso, accedió a considerarlo. Después de un tenso intercambio, se negoció una frágil tregua: Benny serviría a la comunidad romaní en una pequeña capacidad durante seis meses y, a cambio, John levantaría la maldición. Era un acuerdo frágil, pero era un comienzo, y Benny se aferró a él con todas sus fuerzas. A medida que el acuerdo surtió efecto, Benny lentamente comenzó a recuperar su peso y, con él, su fuerza vital. Su esposa, que lo había apoyado en todo momento, le dio la bienvenida con lágrimas de alegría, y la mafia, por su parte, se aseguró de que John cumpliera su parte del trato. La odisea de Benny por el reino místico de los romaníes había sido una experiencia brutal y humillante, una que lo dejó cambiado para siempre.
Reseñas
