Turno nocturno

Trama
Turno nocturno, una película dramática sobrenatural hispano-argentina de 2012 dirigida por Lisbeth Sánchez Poncela, se desarrolla como una narrativa apasionante que profundiza en la vida de dos mujeres, uniendo sus historias a través del tiempo para crear una historia cargada de emoción sobre la supervivencia, la curación y la huella imborrable del trauma. La narrativa de la película se centra en Adriana, una joven enfermera, interpretada por Sara Binielli, que tiene un pasado inquebrantable de abuso doméstico. El tumultuoso pasado de Adriana se intercala a lo largo de la película en fragmentados flashbacks, que ofrecen una visión de su tórrida relación con una pareja que poco a poco la desgastó a través de la degradación emocional y la eventual violencia física. Adriana encuentra consuelo en su vocación como enfermera en el hospital local, donde busca refugio en su trabajo como un respiro de su desalentadora realidad. Es como enfermera del turno de noche que la vida de Adriana se cruza con la de Sofía, una ex enfermera del hospital que pereció en misteriosas circunstancias años antes. Tan pronto como Adriana comienza sus turnos nocturnos, comienzan las inexplicables e inexplicables apariciones de Sofía. Al principio, Adriana se siente desorientada por la aparición fantasmal, sin estar segura de la razón detrás de estos encuentros sobrenaturales. Sin embargo, a medida que las apariciones del fantasma se intensifican y se vuelven más significativas, Adriana comienza a asociarlas con momentos cruciales de su vida. Se hace evidente que el fantasma de Sofía no es simplemente un susurro benevolente en la oscuridad, sino una manifestación del trauma sistematizado y la naturaleza cíclica del abuso que Adriana soportó. La película entrelaza magistralmente la convergencia del pasado, el presente y el horror naciente de Adriana en sus experiencias nocturnas en una narrativa inquietante pero fascinante. Sofía, a través de sus apariciones a Adriana, desbloquea una puerta de entrada de rabia comunitaria que transpira desde debajo de los velos sombríos de los sistemas sociales malévolos ideados por los hombres. Sofía también proporciona una visión de la vida fragmentada de Adriana, una vida que ella ha negado intencionalmente al negar la interconexión entre su angustia actual y su pasado torturado. Este fantasma enigmático forma un vínculo con Adriana y navega por el laberinto de sufrimiento y recriminación que define su destino enrevesado. Al hacerlo, el fantasma inspira a Adriana a confrontar las causas sistémicas de su trauma y el pasado debilitante. Lisbeth Sánchez Poncela emplea magistralmente lo sobrenatural como un vehículo para transportar a su espectador a los recuerdos de Adriana, solidificando así los lazos de empatía entre las narrativas de Sofía y Adriana. Además, la directora desarrolla hábilmente el clímax misterioso de la película a través de escenas de caos silenciado y revelaciones desgarradoras. A lo largo de la narrativa, se invita a las audiencias cinematográficas a confrontar el problema persistente del abuso doméstico, ya sea que el autor sea una pareja aparentemente devota o un guardián aparentemente benevolente, una verdad que, en última instancia, resurgirá en la vida de la próxima alma torturada dentro de los confines de la misma institución, un testimonio en constante movimiento de la historia interminable de sufrimiento forjada, década tras década insoportable. La banda sonora inquietantemente atmosférica salpicada de silencio enigmático teje junto con la cinematografía austera para crear un telón de fondo espeluznante para el desarrollo de los misterios psicológicos que plagan a los protagonistas. En última instancia, la compleja lucha psicológica entre Adriana y Sofía, fantasmas que están inextricablemente unidos a los turnos de noche que los unen, se desarrolla bajo la visión guía de Poncela: Turno nocturno, una inmersión ingeniosa y fascinante en los oscuros rincones de los vínculos humanos perturbadores, la realidad que congelega el tiempo y obliga a un momento para los que sufren silenciosamente durante mucho tiempo en todos los niveles.
Reseñas
Ashton
Not bad.
Payton
Clichéd plot.
Sutton
Given the trajectory of the plot, a domestic adaptation could be made: a character who was abused as a child, grows up with fractured sanity, unknowingly committing murder.
Everett
Why didn't he seek revenge for over a decade? Why wait until this specific month when the female lead arrives?
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