Dos chicas de alquiler

Molly Gunn, interpretada por Brittany Murphy, es una joven de espíritu libre que vive según sus propias reglas. Como hija de un legendario músico de rock, Roy (Heather Sullenberger), Molly crece rodeada de los adornos de la fama y la fortuna, pero carente de orientación en el mundo real. Con su manager, Tommy (Jsu Garcia), manejando sus finanzas, Molly piensa que puede pasar por la vida sin preocuparse por las responsabilidades mundanas que aquejan a la mayoría de los adultos. Sin embargo, cuando Tommy le roba el dinero, Molly se queda sin una red de seguridad. Se ve obligada a tragarse su orgullo y conseguir un trabajo para llegar a fin de mes. Su búsqueda de empleo la lleva a una posición inesperada: niñera de Ray Schleine, de seis años, la hija de un poderoso ejecutivo musical. Ray, interpretada por Dakota Fanning, es una niña precoz y sensible que ha sido eclipsada por sus exigentes padres. Su padre, Ray Ronnie Schleine (Donald Faison), es una presencia tensa y autoritaria en su vida, mientras que su madre, Gertrude, está en gran parte ausente. Como resultado, Ray tiene dificultades para expresarse o formar vínculos, prefiriendo la compañía de sus mascotas a la de los humanos. El enfoque poco convencional de Molly hacia el cuidado infantil sacude las cosas en el hogar de los Schleine. Se niega a disciplinar a Ray, optando en cambio por animarla a expresar su creatividad e individualidad. A pesar de sus diferencias, Molly y Ray forman rápidamente un vínculo, con Molly sirviendo como una figura materna sustituta y Ray como un catalizador para el crecimiento personal en la vida de Molly. A medida que el improbable dúo navega por su nueva relación, Molly comienza a enfrentarse a las realidades de la adultez. Se enfrenta a desafíos como pagar facturas y cocinar comidas, todo mientras trata de equilibrar su estilo de vida relajado con las responsabilidades que conlleva ser una cuidadora. Mientras tanto, Ray aprende a expresarse y a desarrollar una sensación de libertad, todo bajo la atenta mirada de Molly. Sus aventuras juntas las llevan a una serie de percances, desde citas de juego desordenadas y eventos escolares hasta salidas caóticas en el parque. A pesar del caos que crean, Molly y Ray aprenden valiosas lecciones la una de la otra. Molly descubre que ser un adulto no se trata solo de manejar las finanzas o mantener una casa ordenada, sino también de nutrir y cuidar a los necesitados. Ray, por otro lado, aprende que está bien ser una niña y divertirse, dejando de lado las expectativas y presiones que conlleva ser una niña "buena" o "bien educada". A lo largo de su viaje, Molly y Ray desarrollan una conexión profunda y significativa. Se animan y se apoyan mutuamente, ayudando a derribar las barreras emocionales que las han frenado durante tanto tiempo. Molly llega a apreciar el valor de tener una familia y un sistema de apoyo, mientras que Ray gana un sentido de sí misma y confianza que la acompañará por el resto de su vida. A medida que la película se acerca a su conclusión, Molly y Ray enfrentan un desafío final. Los padres de Ray anuncian su inminente divorcio, dejando a la niña tambaleándose con incertidumbre y confusión. Molly da un paso al frente para ofrecer apoyo y orientación, ayudando a Ray a través del difícil proceso de adaptación a su nueva dinámica familiar. Al final, Molly y Ray emergen transformadas y renovadas. Han aprendido valiosas lecciones sobre la importancia de la familia, la amistad y el crecimiento. Para Molly, es un viaje hacia la madurez y la responsabilidad, mientras que para Ray, es un viaje hacia el autodescubrimiento y la confianza. A medida que navegan juntas los altibajos de la adultez, demuestran que incluso en las circunstancias más improbables, se puede encontrar verdadera amistad y conexión.