Éramos Niños

Éramos Niños

Trama

Éramos Niños cuenta la devastadora historia real de la asimilación forzada por el gobierno canadiense de los niños de las Primeras Naciones a través de la red de escuelas residenciales, establecidas a finales del siglo XIX y en funcionamiento hasta 1996. El documental profundiza en las experiencias personales de Glen Anaquod y Lyna Hart, dos individuos que sufrieron esta traumática experiencia. Sus testimonios arrojan luz sobre las brutales realidades de la vida dentro de estas instituciones, donde la cultura e identidad nativas fueron sistemáticamente borradas. Cuando comienza la película, Glen Anaquod relata los recuerdos de sus primeros años. Glen tenía sólo 4 años cuando fue sacado a la fuerza de su casa en Saskatchewan para asistir a la Escuela Residencial India de Beauval en el norte de Saskatchewan. Esto marcó el comienzo de un viaje doloroso y transformador para Glen e innumerables otros como él. La familia de Glen, como muchas otras, había sido inicialmente coaccionada para enviar a sus hijos a la escuela, prometiéndoles que esto llevaría a una mejor educación y oportunidades para sus pequeños. Sin embargo, lo que les esperaba no era más que un trauma institucionalizado. En la escuela, Glen fue sometido a inhumanos abusos físicos y psicológicos. Niños tan pequeños como él se vieron obligados a soportar latigazos, palizas e incluso violencia física por parte de sus instructores y estudiantes mayores. Las prácticas culturales, la narración de cuentos y las lenguas de sus antepasados, que antes eran vibrantes, fueron silenciadas, consideradas 'paganas' e incompatibles con los valores cristianos modernos. Esta completa erradicación de su identidad alteraría para siempre el curso de la vida de Glen, dejándole inseguro de su lugar en el mundo. Lyna Hart, una mujer Cree, comparte un relato igualmente perturbador de su vida dentro de la escuela residencial dirigida por la iglesia en Norway House, Manitoba. A una edad igualmente tierna, ella también experimentó los devastadores efectos de la política de asimilación. La narrativa de Lyna destaca el trauma psicológico infligido por las monjas y los sacerdotes que administraban brutales castigos y la humillaban por sus raíces nativas. Esta implacable supresión de su cultura la empujó a cuestionar su identidad nativa y el lugar al que pertenecía en el mundo. Las experiencias de Glen y Lyna sirven como una ventana a una verdad más amplia y oscura: que se trataba de un esfuerzo orquestado por el estado para borrar la identidad, la cultura y la historia de las Primeras Naciones. Esto fue, en palabras de Duncan Campbell Scott, un alto funcionario de la rama de Asuntos Indígenas, un esfuerzo destinado a 'matar al indio en el niño'. La política de asimilación forzada fue diseñada para integrar a los pueblos nativos en la sociedad canadiense suprimiendo sus lenguas y cultura nativas. Esta 'aniquilación cultural', como la llama el historiador John S. Milloy, tuvo consecuencias de gran alcance para los pueblos indígenas y la sociedad canadiense en su conjunto. Un aspecto fundamental del documental que subraya el daño generalizado infligido a las comunidades indígenas es el trauma intergeneracional que generó esta política. La película revela cómo el dolor, la ira y los sentimientos de aislamiento que Glen y Lyna siguen sintiendo hoy en día no son exclusivos de sus experiencias, sino más bien un reflejo de un legado de destrucción cultural y trauma de gran alcance que resuena a través de generaciones. Para muchos pueblos indígenas de Canadá, su identidad está profundamente entrelazada con sus tierras ancestrales, lenguas y tradiciones. La supresión sistemática de estos aspectos de su identidad ha dejado a su paso un legado de sufrimiento y dolor intergeneracional. Uno de los aspectos más destacados de la película es su capacidad para transmitir toda la magnitud del impacto emocional y psicológico en los supervivientes indígenas. Las luchas de Glen contra la adicción y su profunda ira, así como la continua batalla de Lyna contra las cicatrices físicas y emocionales de su época en la escuela residencial, demuestran el impacto duradero de este sistema en los individuos y las familias. En una sociedad en la que su cultura e identidades nativas han sido prácticamente borradas, no es de extrañar que tantos miembros de las Primeras Naciones luchen contra sentimientos de desconexión y marginación. Los cineastas yuxtaponen hábilmente los testimonios personales con un contexto histórico más amplio, arrojando luz sobre el lado oscuro del proyecto de construcción de la nación canadiense. A medida que avanza el documental, la narración revela hasta qué punto el gobierno canadiense fue cómplice de este sistema. Las escuelas operaban con el consentimiento tácito, si no con el aliento directo, de los sucesivos gobiernos. Se consideraban herramientas necesarias en el proyecto más amplio de construcción de la nación y la 'canadianización' de sus diversas poblaciones indígenas. En 'Éramos Niños', las narraciones de Glen y Lyna se convierten en la base sobre la que podemos empezar a comprender las complejidades de la historia canadiense y la interacción entre el estado y sus pueblos indígenas. Sus testimonios, y los de innumerables otros como ellos, son una mordaz acusación de un sistema diseñado para borrar la identidad cultural de un pueblo. Sirve como un poderoso testimonio de la resistencia y la fortaleza de los pueblos indígenas de Canadá y subraya la urgente necesidad de una comprensión más completa de este doloroso capítulo de la historia canadiense. Al ofrecer una plataforma para que los supervivientes indígenas cuenten sus historias, los cineastas esperan honrar la memoria de aquellos que sufrieron en silencio durante demasiado tiempo. Al hacerlo, este documental también nos recuerda que la curación y la reconciliación no son únicamente un asunto del pasado, sino necesidades urgentes que requieren una atención y una acción sostenidas en la actualidad. Al escuchar las historias de Glen y Lyna y reconocer esta dolorosa historia, comenzamos a afrontar los rincones más oscuros de la conciencia de nuestra nación y, al hacerlo, sentamos las bases para una comprensión más inclusiva y compasiva de la compleja historia de Canadá y sus pueblos indígenas.

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Reseñas