Cuando Sonrío, Cierro los Ojos

Trama
La película "Cuando Sonrío, Cierro los Ojos" comienza con una nota mundana, retratando la vida de su protagonista adolescente, que permanece sin nombre a lo largo de la película. Es una estudiante de secundaria, pero sus días monótonos se mezclan a la perfección, desprovistos de cualquier emoción o sentido de la aventura. Sin embargo, lo que podría considerarse un aspecto aún más peculiar de su vida es su aparente incapacidad para soñar. Según la protagonista, los sueños son un lujo que nunca ha experimentado o quizás simplemente ha olvidado. Sus pensamientos sobre este asunto son repetidos por su madre, quien parece aceptar la condición de su hija sin mucha preocupación. La madre incluso llega a sugerir que la falta de sueños de su hija podría ser una bendición, ya que le permite apreciar la belleza del mundo que la rodea sin las cargas emocionales que conlleva recordar vívidas visiones nocturnas. La cámara recorre la rutina diaria de la protagonista, capturando la monotonía de su vida despierta con gran detalle. Sus interacciones con los demás son limitadas, y parece estar algo desconectada de las personas y el entorno que se supone que deben traer alegría a su vida. Los intentos de su madre por involucrar a su hija en conversaciones sobre sueños, aunque bien intencionados, solo sirven para exacerbar la sensación de aislamiento de la protagonista. A medida que avanza el día, el tiempo empieza a pasar a un ritmo cada vez más acelerado. La protagonista se desconecta cada vez más de su entorno, y su percepción de la realidad comienza a distorsionarse. Se encuentra moviéndose a través de diferentes habitaciones y espacios sin ningún recuerdo claro de cómo llegó allí o hacia dónde se dirige. Sus acciones se vuelven casi oníricas, como si ya no estuviera completamente presente en su propio cuerpo. Este repentino cambio en la realidad de la protagonista se refleja en su creciente conciencia de la belleza que ha estado presente todo el tiempo, pero que ha pasado desapercibida para ella hasta ahora. Comienza a ver el mundo que la rodea con una luz más vibrante, llena de colores y texturas que antes no había apreciado. Sus interacciones con los demás, aunque todavía limitadas, adquieren un significado más importante a medida que comienza a reconectarse con las personas y los lugares que alguna vez estuvieron tan distantes de ella. El título de la película, "Cuando Sonrío, Cierro los Ojos", adquiere un nuevo significado en el contexto de la nueva apreciación de la vida de la protagonista. Sus sonrisas ya no son solo el resultado de sus interacciones forzadas con los demás o un intento de pasar el tiempo. En cambio, son expresiones genuinas de alegría y gratitud, nacidas de una conexión más profunda con el mundo que la rodea. El clímax de la película se centra menos en una revelación dramática o un punto de inflexión dramático y más en la creciente conciencia de la protagonista de la belleza que ha estado presente todo el tiempo. Es una declaración sutil pero poderosa sobre la importancia de vivir en el momento presente, de apreciar los pequeños detalles que a menudo pueden pasar desapercibidos. A medida que el día llega a su fin, la protagonista se encuentra de nuevo en su propio cuerpo, aunque uno que ahora está imbuido de un sentido de propósito y asombro que antes le faltaba. Su nueva apreciación por la vida va acompañada de una creciente comprensión de sus propias limitaciones, así como de la comprensión de que su aparente falta de sueños no era una maldición, sino más bien una bendición disfrazada. La toma final de la película es de los ojos de la protagonista, que ahora están cerrados en un sueño tranquilo. Mientras la cámara se detiene en su rostro, queda claro que el sueño de la protagonista no es el mismo que antes. Esta vez, sus sueños no serán aburridos ni intrascendentes, porque ha aprendido a apreciar la belleza de su vida despierta, y ese conocimiento solo seguirá creciendo a medida que entre en el mundo de sus sueños.
Reseñas
Recomendaciones
