Winnie-the-Pooh: Miel y Sangre 2

Trama
Tras los horribles eventos de la primera película, Winnie-the-Pooh: Miel y Sangre, el impacto en la vida de Christopher Robin ha sido profundo. Ahora, cinco meses después de las secuelas, el que fuera un hombre despreocupado lucha por encontrar una sensación de normalidad en su vida cotidiana. Los acontecimientos traumáticos que ocurrieron en el Bosque de los Cien Acres han dejado una marca insidiosa en su psique, lo que le ha provocado episodios paralizantes de TEPT. Frecuentemente le acechan pesadillas, flashbacks y una sensación general de malestar que impregna cada fibra de su ser. A pesar de sus mejores esfuerzos por seguir adelante, estos recuerdos inquietantes parecen no tener fin. Mientras tanto, en el corazón del Bosque de los Cien Acres, una sensación de inquietud se ha apoderado de sus amados habitantes. Pooh, siempre un oso tranquilo y contento, ha estado actuando de forma extraña. Su comportamiento normalmente jovial ha dado paso a una sensación de agresión, y su conducta, antes inofensiva, roza lo malévolo. Otros residentes del Bosque, como Piglet, Owl y Tigger, están empezando a notar este cambio en Pooh y se sienten cada vez más incómodos. Al principio, lo atribuyen al caos que Pooh y Rabbit provocaron en la primera película. Sin embargo, a medida que el comportamiento de Pooh se vuelve más errático, empiezan a darse cuenta de que algo va muy mal. A medida que la situación en el Bosque se agrava, la racha malévola de Pooh se hace más pronunciada. Sus pensamientos, generalmente cargados de miel, se ven lentamente consumidos por un hambre insaciable de violencia y destrucción. La destrucción de su hogar y de su vida parece haber despertado a una bestia previamente dormida en su interior, y ahora se ve impulsado por una furia cruda y desenfrenada. Los mismos bosques que una vez acunaron su inocencia son ahora un hervidero de actividad malévola, donde el terror y la carnicería acechan a la vuelta de cada esquina. Entra Piglet, como siempre, al lado de Pooh, pero en marcado contraste con su habitual amistad armoniosa, la tímida existencia de Piglet se ve ahora amenazada por el estado brutalizado de Pooh. Sintiéndose a la vez aterrorizada y abandonada, Piglet corre frenéticamente entre los habitantes del Bosque, buscando desesperadamente ayuda pero encontrando una extraña sensación de aislamiento. Mientras busca frenéticamente la seguridad, se topa con Owl y Tigger, los otros compañeros supervivientes de la primera película. Se han convertido en supervivientes retraídos y aislados, reacios a interactuar con cualquier otro por miedo a despertar recuerdos que les recuerden su horrible pasado. A medida que la rabia destructiva de Pooh se intensifica, la resolución de sus compañeros empieza a desmoronarse bajo el estrés. Instintivamente, todos recurren a Christopher Robin, su guardián y protector, que, a pesar de sus propias luchas internas, sabe que tiene que intervenir para salvar a sus queridos amigos. Sin embargo, la profundidad de su situación es preocupante, ya que los recuerdos y los traumas de los acontecimientos anteriores siguen presentes, impidiendo que la mayoría forme pensamientos o acciones coherentes. Bajo la presión de la desesperación, los que antes amaban y apreciaban a los habitantes del bosque buscan ahora nuevas formas de protección y posibles escapes. A medida que la energía nerviosa de Tigger alcanza nuevas cotas, Owl asume papeles más prudentes y ofrece momentos de reflexión para aportar equilibrio emocional. Piglet empieza a buscar terrenos más seguros, pero parece rodeada de nada más que sucesos espantosos, inciertos y ominosos en el Bosque. Mientras tanto, Pooh sigue totalmente consumido por su insufrible pavor y su deseo de violencia, dejando sólo una verdad; que todas las amistades, especialmente las especiales, están lejos de ser inquebrantables para siempre. Mientras el reloj avanza hacia una perdición aún desconocida, cada habitante consciente sabe que debe encontrar la fuerza para reaprender su camino a través de la violencia, el dolor, la destrucción y la inocencia perdida, especialmente el icónico y carismático Christopher Robin. Para enfrentarse a la ira de un Winnie the Pooh furiosamente malévolo e implacable, con la muerte acechando silenciosamente en todo el reino palpitante e implacable del Bosque de los Cien Acres.
Reseñas
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