Un Tipo de Locura

Trama
Piet es un hombre de 72 años que lucha por afrontar la pérdida de su memoria y el consiguiente deterioro de su esposa, Anna, que sufre demencia. A pesar de su condición, Anna aún recuerda los momentos felices que compartieron, pero sus recuerdos se vuelven cada vez más vagos con el paso de los días. Los dos viven en una pequeña residencia de ancianos, donde el personal a menudo tiene dificultades para satisfacer sus necesidades. Piet, desesperado por aferrarse a su conexión desvanecida con Anna, decide tomar medidas desesperadas. Un día, en medio del caos de la residencia de ancianos, Piet trama un plan para secuestrar a Anna y huir de la institución. Observa cuidadosamente la rutina del personal, buscando una oportunidad para escapar. Su oportunidad llega cuando convence a una de las cuidadoras, una joven llamada Thembi, para que los acompañe en una supuesta salida para tomar aire fresco. Sin embargo, sin que Thembi lo sepa, las intenciones de Piet son mucho más siniestras. Mientras están dando su supuesto paseo, Piet rápidamente agarra una pequeña bolsa y guía a Anna por los pasillos de la residencia de ancianos. Se escabullen pasando al personal incrédulo, aprovechando el caos que se produce. Una vez libres, Piet mete a Anna en su pequeño coche y se embarca en un viaje peligroso, evadiendo a la policía y a sus preocupados hijos adultos, Rachel y Michael. A medida que viajan por la campiña sudafricana, Piet empieza a perder el control de la realidad. Sus recuerdos de Anna empiezan a mezclarse, lo que le hace volverse cada vez más paranoico. Anna, a pesar de su demencia, sigue siendo muy consciente de su situación. Aunque sus recuerdos del pasado se desvanecen, aún conserva una chispa de reconocimiento hacia su marido. Sin embargo, su huida tiene un precio. La hija de Piet, Rachel, se pone frenética cuando descubre que su padre ha desaparecido con su madre. Desesperada por llevar a su madre a casa, Rachel pide ayuda a las autoridades y, en poco tiempo, la policía sigue de cerca los pasos de Piet. Mientras tanto, Michael, el hijo de Piet, intenta contactar con su padre, intentando conectar con el hombre que una vez conoció. A medida que aumentan las apuestas, Piet se vuelve más y más impredecible, poniendo a él y a Anna en grave peligro. Su coche se ve envuelto en un pequeño accidente y Piet sufre una herida en la cabeza, lo que hace que sus recuerdos se fragmenten aún más. Anna, sintiendo la desesperación de su marido, intenta aferrarse a los recuerdos que comparten, pero cada vez es más evidente que ella puede ser la única que conserve algo de realidad. En medio del caos, Thembi, que sin saberlo había ayudado a Piet y Anna a escapar, siente un remordimiento por su participación en su plan. A medida que las autoridades se acercan, sabe que tiene que arreglar las cosas. En un momento desgarrador, Thembi decide confesar su papel en la fuga de Piet a Rachel, entregando efectivamente al fugitivo. Mientras la policía se acerca a la posición de Piet, Anna empieza a perder el contacto con la realidad. En una escena conmovedora, Piet se queda abrazando sus cuerpos sin vida, ambos fallecidos, habiendo muerto solos.
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