Ni una palabra

Ni una palabra

Trama

El Dr. Nathan Conrad, un renombrado psiquiatra de Nueva York, ve su vida trastornada cuando su hija de 15 años, Jessie, es secuestrada a plena luz del día. Los secuestradores, un grupo de individuos despiadados y calculadores, se ponen en contacto con Nathan y le exigen que conecte con su paciente, Elisabeth "Lizzy" Allen, una joven traumatizada que sufre de trastorno de estrés postraumático (TEPT). Le informan a Nathan que Lizzy conoce un código de seis dígitos, que contiene la clave para la liberación de Jessie. Lizzy, interpretada por Dina Meyer, es una chica frágil y perturbada que se vio envuelta en un evento traumático, un tiroteo escolar, hace varios años. Ella es incapaz de recordar los detalles de la masacre y, como resultado, ha reprimido los recuerdos de ese fatídico día. Nathan ha estado trabajando con Lizzy, empleando técnicas no convencionales para lograr que se abra y se enfrente a sus demonios. Sin embargo, el estado mental de Lizzy es frágil y Nathan es consciente de que presionarla demasiado podría tener consecuencias desastrosas. A pesar de los riesgos, Nathan está desesperado por salvar a su hija y acepta seguir las exigencias de los secuestradores. Comienza a usar sus habilidades como psiquiatra para convencer a Lizzy de que revele el código. A medida que pasan los días, Nathan se ve envuelto en un mundo de incertidumbre y miedo, donde todo lo que creía saber sobre su paciente se invierte. El comportamiento de Lizzy se vuelve cada vez más errático y Nathan comienza a cuestionar su culpabilidad en el secuestro de Jessie. A medida que Nathan continúa trabajando con Lizzy, comienza a desentrañar el misterio del tiroteo escolar y sus consecuencias. Descubre que los recuerdos de Lizzy están fragmentados y disjuntos, y se da cuenta de que sus recuerdos del evento están entrelazados con los de sus compañeros de clase. Nathan se convence de que Lizzy no es directamente responsable del código, sino que es un testigo clave de los eventos que ocurrieron. Cuanto más se acerca Nathan a descubrir la verdad, más se da cuenta de que los secuestradores no están jugando un juego simple. Están usando a Lizzy como un peón en un plan más grande, y Nathan comienza a sospechar que puede haber múltiples víctimas involucradas. A medida que aumenta la apuesta, Nathan se obsesiona cada vez más con encontrar a Jessie y exponer la verdad detrás del secuestro. En una confrontación dramática e intensa, Nathan descubre la impactante verdad sobre la participación de Lizzy en el tiroteo escolar y el papel que jugó en los eventos que lo provocaron. También se entera de que los secuestradores no están interesados en el código en sí, sino en la información que contiene. El número de seis dígitos es una contraseña que les dará acceso a un sistema informático que contiene información confidencial sobre las víctimas del tiroteo escolar. Cuando Nathan se enfrenta a los secuestradores, se da cuenta de que la única forma de salvar a Jessie es encontrar la contraseña y descodificarla. En un clímax trepidante, Nathan trabaja con Lizzy para desbloquear la contraseña y, al hacerlo, puede rescatar a su hija de las garras de sus secuestradores. Sin embargo, las secuelas del secuestro dejan a Nathan tambaleándose. Se queda lidiando con las consecuencias de las acciones de Lizzy, y debe aceptar el hecho de que su paciente jugó un papel en los trágicos eventos del tiroteo escolar. La experiencia tiene un profundo impacto en Nathan, obligándolo a enfrentar los rincones más oscuros de su propia psique y las duras realidades del mundo en que vive.

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Reseñas