¡A la m**** con la comida!

Trama
¡A la m**** con la comida! es un documental que tiene como objetivo exponer las prácticas engañosas y falaces de la industria alimentaria y su influencia en las alarmantes tasas de obesidad y problemas de salud relacionados en los Estados Unidos. La película está narrada por Katie Couric y presenta entrevistas con expertos en el campo de la nutrición y la salud, historias personales de personas que luchan contra los problemas de peso y salud, y análisis del papel de la industria alimentaria y el gobierno en la perpetuación del problema. El documental comienza destacando las asombrosas estadísticas asociadas con los hábitos alimenticios estadounidenses. Revela que más de un tercio de la población estadounidense se considera obesa, un número que se ha triplicado desde 1970. Este exceso de peso no es solo un problema cosmético, sino también un importante factor que contribuye a enfermedades crónicas como la diabetes, las enfermedades cardíacas y ciertos tipos de cáncer. La película atribuye estas alarmantes tasas a una combinación de factores, que incluyen la creciente prevalencia de alimentos procesados y altos en calorías, el uso generalizado de aditivos y conservantes, y la correspondiente disminución en el consumo de alimentos integrales ricos en nutrientes. La película profundiza en la historia de los esfuerzos de la industria alimentaria para manipular las percepciones de los consumidores y promover sus productos como opciones saludables. Destaca el papel de la industria azucarera, que ha estado trabajando activamente para minimizar los riesgos asociados con el consumo de azúcar desde la década de 1970. La película también expone la forma en que la industria alimentaria utiliza su influencia y poder de lobby para influir en las políticas y regulaciones gubernamentales a su favor. Uno de los argumentos clave presentados en la película es que la industria alimentaria ha estado utilizando un "etiquetado confuso y engañoso" para hacer que sus productos parezcan más saludables de lo que realmente son. La película señala que algunos alimentos están etiquetados como "saludables para el corazón" o "bajos en grasa" cuando, en realidad, contienen altas cantidades de azúcares añadidos, sal o grasas no saludables. Esta táctica ha llevado a un fenómeno conocido como "confusión nutricional", donde los consumidores no están seguros de qué es realmente saludable y qué no lo es. La película también explora el papel del gobierno en la perpetuación del problema. Destaca la forma en que varias agencias gubernamentales, como el Departamento de Agricultura (USDA) y la Administración de Alimentos y Medicamentos (FDA), han sido influenciadas por los esfuerzos de lobby de la industria alimentaria. El USDA, por ejemplo, ha sido criticado por promover una agricultura fuertemente subvencionada y dominada por grandes intereses corporativos, en lugar de priorizar los alimentos sostenibles y producidos localmente. Además de su exposición de la industria alimentaria y el gobierno, la película también comparte historias personales de personas que han luchado contra problemas de peso y salud. Estas historias destacan el impacto humano de la epidemia y enfatizan la necesidad de un cambio. La película también presenta a expertos médicos, investigadores y líderes de opinión en el campo de la nutrición y la salud, que ofrecen ideas y consejos sobre cómo navegar por el complejo panorama alimentario y tomar decisiones más saludables. Una de las recomendaciones clave que hace la película es adoptar un enfoque de alimentos integrales para la alimentación, enfatizando la importancia de las frutas, las verduras, los cereales integrales, las proteínas magras y las grasas saludables. La película también promueve la idea de leer atentamente las etiquetas de los alimentos y evitar los alimentos que contengan azúcares añadidos, ingredientes artificiales y grasas no saludables. Además, sugiere que todos tienen el poder de impulsar el cambio y promover opciones de alimentos más saludables apoyando a los agricultores locales, abogando por mejores políticas alimentarias y responsabilizando a las corporaciones por sus acciones. En general, ¡A la m**** con la comida! presenta un caso convincente de por qué la epidemia de obesidad y los problemas de salud relacionados en los Estados Unidos es un problema crítico que requiere atención y acción inmediatas. Al exponer las prácticas engañosas de la industria alimentaria y resaltar la necesidad de un cambio sistémico, la película tiene como objetivo capacitar a los consumidores para que tomen el control de su salud y bienestar, y para apoyar un movimiento hacia un sistema alimentario más sostenible y equitativo.
Reseñas
Jenna
The Netflix Chinese subtitle translation "Are you fed up?" at the end is excellent. I finally understand why the "Sugar" section in the nutrition facts label doesn't have a percentage indication (after looking it up, I found out that it would be available by July 2018 at the latest, see https://www.fda.gov/Fo). This is a very objective documentary, with no hidden agenda. The call to action at the end is also very good. (Americans are really pitiful, bombarded with advertising, and their food choices and cooking methods are so limited.)
Zachary
The title is too sensational. "Fed Up" would have been a much better, more direct choice.
Paul
Blaming corporations entirely while portraying children as innocent victims is laughable. In the internet age, is information about healthy food and lifestyles really that inaccessible? The film completely ignores personal responsibility and self-control.
Molly
Low-fat often equals high-sugar. Essentially, almost any industrially produced food is packed with various additives, ensuring you crave more, turning the lean into the overweight, the overweight into the sick, and the sick into... well, you get the idea.
Anthony
After watching "Fed Up," the message is clear: avoid all processed foods and stick to cooking from scratch with whole ingredients. All those modified sugars, sugar-free, and zero-calorie products are just marketing ploys by food companies.
Recomendaciones
