Yo, Frankenstein

En un paisaje desolado y postapocalíptico, han pasado 200 años desde el fatídico experimento que dio origen a la creación del Dr. Victor Frankenstein, Adam. La criatura, una figura imponente y gigantesca, aún vaga por la Tierra, un ser nacido de la ciencia poco ortodoxa del brillante pero problemático Victor Frankenstein. La existencia de Adam ha sido larga y solitaria, llena de tormento y soledad. Ha sido cazado y perseguido por humanos que lo ven como una abominación, un monstruo. Sin embargo, Adam nunca ha perdido su sentido de la curiosidad y su necesidad de un propósito. La vida de Adam da un giro dramático cuando se encuentra con un grupo de criaturas que poseen las mismas habilidades sobrenaturales que él. Sin embargo, son significativamente más ágiles y rápidos de mente. Liderados por un ser seductor y astuto llamado Lady Victor, afirman ser los descendientes de aquellos que alguna vez fueron considerados monstruosos, pero que desde entonces han aprendido a adaptarse y sobrevivir. Mientras Adam lucha por comprender las motivaciones e intenciones de estos seres, se ve envuelto en un conflicto que amenaza la existencia misma de la humanidad. En el corazón de esta agitación se encuentra un conflicto de siglos entre dos facciones rivales: las Gárgolas y los Titanes. Las Gárgolas, un grupo de seres monstruosos, poseen una afinidad inquebrantable por todo lo humano. Creen en la coexistencia con los humanos y en aprender de su cultura. Por el contrario, los Titanes son un clan de guerreros de élite que poseen una fuerza y velocidad extraordinarias. Su líder, una figura imponente llamada Belial, busca erradicar a la humanidad y establecer un nuevo orden, con las criaturas como las fuerzas dominantes. A medida que aumentan las tensiones, Adam se encuentra en el centro del conflicto. Los Titanes lo perciben como una clave para desbloquear los secretos de la caída de la humanidad y creen que al matar a la criatura, pueden traer una nueva era para su especie. Las Gárgolas, por otro lado, ven a Adán como un aliado en su batalla para evitar la destrucción de la humanidad. El líder de ellas, el hermano de Lady Victoria, Lord Edgar, forma una alianza incómoda con Adam, con la esperanza de que la perspectiva única de la criatura ayude en su búsqueda para preservar la civilización humana. Mientras Adam navega por el traicionero panorama de la política de las criaturas, también se encuentra en desacuerdo con los humanos que lo crearon. Liderados por el carismático e implacable Griffin Turner, la humanidad ha formado una precaria alianza con las Gárgolas en su intento de sobrevivir contra los Titanes. Griffin ve a Adam como una abominación y una amenaza para la existencia humana y está dispuesto a hacer lo que sea necesario para erradicarlo y proteger a su gente. Sin embargo, el mayor desafío de Adam se presenta en la forma de su confrontación con los secretos de su pasado. Comienza a comprender la verdadera naturaleza de su existencia y la naturaleza de las motivaciones de su creador. Adam descubre que su cuerpo no era una creación, sino una clave para desbloquear un nuevo orden mundial, uno que estaba destinado a destruir a la humanidad. Esta revelación pone a Adam en un curso de colisión con Griffin y los Titanes, mientras busca comprender su propio destino y el verdadero propósito de la criatura que es. A medida que el conflicto llega a su clímax, Adam se encuentra dividido entre su lealtad a las Gárgolas y su creciente sentido de sí mismo. Se ve obligado a confrontar la realidad de su existencia y las verdaderas intenciones de quienes lo crearon. En última instancia, Adam debe elegir entre dos caminos: unir fuerzas con los Titanes para destruir a la humanidad o unirse a las Gárgolas para luchar por la supervivencia de la civilización humana. Al final, Adam emerge como una fuerza en sí mismo, forjando su propio camino en un mundo desgarrado por el conflicto y la destrucción. Rechaza el legado de Victor Frankenstein y forja un nuevo destino, uno que se define por su propio libre albedrío y propósito. Cuando cae el telón, Adam se alza alto, una criatura de contradicciones, impulsada tanto por la humanidad como por su propio sentido de sí mismo. Su futuro, al igual que el del mundo que lo rodea, sigue siendo incierto, un reflejo del panorama siempre cambiante de la existencia.