Leviatán

Leviatán es una película de terror de ciencia ficción de 1989 dirigida por George P. Cosmatos y protagonizada por Peter Weller, Richard Crenna y Amanda Ooms. La premisa de la película gira en torno a una operación minera de aguas profundas y un inquietante descubrimiento que desencadena una serie catastrófica de eventos. La historia comienza en el fondo del Océano Atlántico, donde un equipo de mineros de aguas profundas trabaja incansablemente para extraer valiosos minerales del lecho marino. Su base, situada en medio de esta vasta extensión submarina, es una maravilla de la ingeniería moderna, que proporciona un ecosistema autosuficiente para su tripulación. Entre ellos se encuentra el teniente Steven Crenna (Richard Crenna), un oficial naval retirado que ahora se desempeña como director de operaciones de la empresa minera, Nevin-Simms. Durante una misión de excavación de rutina, uno de los mineros, Victor (Tom Finnegan), se encuentra con un antiguo sumergible soviético, que ha permanecido intacto en el fondo del océano durante décadas. Inicialmente, la tripulación duda en investigar más a fondo, pero la curiosidad acaba por vencerlos. En la bodega de carga del sumergible, descubren una misteriosa caja que contiene una muestra humana congelada, acompañada de una advertencia críptica grabada en la etiqueta del contenedor. A pesar del evidente peligro, la tripulación decide recuperar la caja y transportarla a su base para un examen más detenido. Tan pronto como la carga es llevada a bordo de la base, la Dra. Catherine Mueller (Amanda Ooms), la científica jefe, se siente intensamente fascinada por el espécimen humano. Pronto se da cuenta de que la muestra no es un tejido ordinario, sino un organismo genéticamente modificado, con el nombre en clave de Leviatán, que ha sido diseñado deliberadamente por los científicos soviéticos para resistir las condiciones extremas que se encuentran a grandes profundidades. A medida que la tripulación profundiza en el misterio del organismo, se hace cada vez más evidente que algo va terriblemente mal. La criatura comienza a mutar, adaptándose a las duras condiciones de la base, y comienza a crecer a un ritmo alarmante. Su apariencia es irreconocible, una masa grotesca de carne retorcida y palpitante con un apetito insaciable por la carne humana. La actitud inicialmente desdeñosa de los habitantes de la base se convierte en pánico cuando la criatura, ahora apodada "el Monstruo", comienza a causar estragos en la base. Comienza a cazar a los miembros de la tripulación uno por uno, utilizando sus agudos sentidos para rastrear y devorar a sus desprevenidas presas. El teniente Crenna, consciente de la inminente fatalidad, intenta frenéticamente reunir a la tripulación y diseñar un plan para contener al Monstruo antes de que sea demasiado tarde. La tensión aumenta a medida que los miembros restantes de la base se enfrentan al Monstruo en una desesperada lucha por la supervivencia. Recurren a todos los medios necesarios para defenderse de la criatura, desde trampas improvisadas hasta intentos imprudentes de ser más astutos que ella. En un final climático, un pequeño grupo de supervivientes, liderado por el teniente Crenna, lanza un ataque final contra el Monstruo en un último esfuerzo por recuperar su base e incluso, quizás, encontrar una manera de destruir a la criatura. La tensión atmosférica de Leviatán se ve reforzada por una partitura inquietante e impresionantes efectos especiales, que dieron vida al mundo de pesadilla de la base submarina. El ritmo lento de la película crea una sensación de premonición, que aumenta la sensación de temor y claustrofobia que impregna todos los aspectos de la historia.