Nunca lo vi venir

Nunca lo vi venir

Trama

Keisha Ceylon entró en la cafetería local, el aroma del café recién hecho llenaba sus fosas nasales. Su brillante cabello rojo caía en cascada por su espalda, y sus brillantes ojos azules escanearon la habitación, fijándose en su próxima víctima. O así los llamaba ella: sus 'clientes'. Tenía una reputación que mantener como Keisha, la psíquica más prominente y fiable de la ciudad. O al menos, eso es lo que quería que la gente creyera. En realidad, el verdadero don de Keisha no era predecir el futuro o leer mentes; era separar a las familias desesperadas de su dinero duramente ganado. Jugaba con sus miedos, sus esperanzas y su desesperación, todo el tiempo fingiendo ver en lo desconocido. Hoy no fue diferente. Vio a una familia sentada en la esquina, visiblemente afectada. Una madre, el padre y dos niños. Keisha sabía que la necesitaban: necesitaban una solución al rompecabezas que era la desaparición de Ellie Garfield. La madre había estado llorando, explicando cómo Ellie se había desvanecido en el aire hacía cinco días, dejando tras de sí un rastro de preguntas sin respuesta y una familia destrozada. El padre, Wendell, parecía igualmente angustiado, aunque Keisha detectó un indicio de inquietud que acechaba bajo su superficie. Keisha se acercó a ellos, con una suave sonrisa extendiéndose por su rostro. "Hola, querida familia. No pude evitar escuchar su historia. Soy Keisha, una... una médium." Extendió su mano, y ellos la estrecharon vacilantes. Conocía el procedimiento; les ofrecería consuelo, orientación y una solución... por un precio. Wendell, en particular, parecía vacilante. "¿Qué te hace pensar que puedes ayudarnos a encontrar a Ellie?", preguntó bruscamente. Keisha sintió una corriente subterránea de defensividad, y eso no hizo más que despertar su interés. "Ah, Wendell, las conexiones entre nosotros son más fuertes de lo que crees. A veces, el universo susurra secretos en nuestros oídos. Y a veces, es una señal". Guiñó un ojo. "¿Le gustaría escuchar un mensaje, Wendell?" Melissa, la hija joven, miró a su padre, y su vacilación era palpable. La madre, sin embargo, tomó las manos de Keisha, con los ojos suplicando por un rayo de esperanza. Keisha vio una oportunidad para explotar su dolor, para tejer una red de engaños alrededor de sus vidas rotas. Cerró los ojos, fingiendo una respiración profunda, y pretendió conectarse con sus conexiones místicas. Mientras hablaba, tejiendo una historia de conexiones espirituales y presagios, Keisha observó las reacciones de la familia. Estaban divididos entre el escepticismo y el deseo: sus emociones pendían de un hilo. Sabía que los tenía. Wendell, el padre, estaba intrigado por las palabras de Keisha; los ojos de Melissa brillaron con esperanza, y su madre estaba convencida, casi desesperada, por un rayo de esperanza. A medida que la conversación continuaba, Keisha hábilmente sondeó sus vidas, extrayendo información que serviría como un hilo para desentrañar los oscuros secretos de su familia. Ella sintió una tensión entre Wendell y su hija, una distancia que parecía haber crecido exponencialmente desde la desaparición de Ellie. Su relación era un polvorín a punto de estallar. Y eso era todo lo que Keisha necesitaba saber. Tejería esta red de engaños aún más, manipulando sus emociones para alimentar sus propios deseos. El dinero llegaría, pero el verdadero premio serían los secretos que guardaban. La dinámica familiar de los Garfield sería su patio de recreo, y ella orquestaría su caída, un susurro cuidadosamente colocado a la vez. Cuando se despidió de la familia, una sutil sonrisa se deslizó por su rostro. El juego había comenzado, y Keisha Ceylon estaba a punto de verse envuelta en los oscuros secretos de la familia Garfield. Poco sabían que ella apenas había comenzado a ver la verdadera verdad: una verdad que los sacudiría hasta la médula.

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