El Guardián de las Palabras

El Guardián de las Palabras

Trama

El amor de Rich por la lectura no era como el de sus contemporáneos. En lugar de sumergirse en mundos de fantasía o disfrutar de aventuras despreocupadas, Rich a menudo se encontraba investigando los temas más mundanos, como las estadísticas sobre accidentes. Sus amigos y familiares pensaban que era una fascinación extraña, pero Rich no podía evitarlo, le hacía sentirse seguro. Si una bicicleta se estrellaba o un coche volcaba en un libro, Rich sabía exactamente qué esperar. Las estadísticas, la física, la psicología... todo le fascinaba. En la escuela, los compañeros de clase de Rich devoraban con entusiasmo novelas llenas de aventuras de capa y espada y tierras fantásticas. Mientras tanto, Rich estudiaba con detenimiento textos sobre normas de seguridad, procedimientos de emergencia y la mecánica del error humano. Mientras Rich deambulaba por las estanterías de su biblioteca local, perdido en sus pensamientos, no se dio cuenta de las miradas curiosas que le dirigían los usuarios. Sus ojos, que escaneaban los lomos de los libros en busca de cualquier mención de accidentes, a menudo pasaban por alto los títulos de la literatura clásica y los cuentos infantiles. La obsesión de Rich se había vuelto tan absorbente que estaba empezando a aislarle de los que le rodeaban. En este día en particular, Rich había conseguido convencer a su amigo Richie de que le acompañara a la biblioteca. Estaban en una misión para encontrar un libro sobre seguridad en bicicleta, pero a medida que se adentraban en las estanterías, parecía que nadie tenía una copia. Frustrado y decepcionado, Rich comenzó a vagar por los pasillos una vez más, buscando algo remotamente relacionado con accidentes. Fue entonces cuando se topó con un libro extraño. Su portada era vieja y gastada, y el título parecía brillar a la tenue luz de la biblioteca: "Un Compañero para los Clásicos de la Literatura Infantil". La curiosidad pudiendo más que él, Rich cogió el libro y hojeó sus páginas amarillentas. El texto estaba escrito con un estilo antiguo, con ilustraciones intrincadas y bordes ornamentados. A medida que se adentraba en el libro, Rich sintió una extraña sensación, como si las páginas estuvieran cobrando vida lentamente. Antes de darse cuenta, Rich se vio absorbido por el libro, y el mundo que le rodeaba se transformó. El olor a humedad de la biblioteca dio paso al aroma de papel recién impreso. Las luces fluorescentes que antes zumbaban sobre su cabeza ahora parpadeaban con un suave brillo dorado. Los ojos de Rich se adaptaron lentamente a los nuevos colores, y mientras miraba a su alrededor, se dio cuenta de que había entrado en un mundo fantástico, un lugar donde las historias eran reales y los personajes saltaban de la página para interactuar con él. Lo primero que vio Rich fue una gran mansión de la época victoriana, cuya fachada estaba adornada con gárgolas y filigranas. Las ventanas brillaban con una fascinante muestra de colores, como vidrieras que cobraban vida. Una figura, vestida con un sombrero de copa y sosteniendo un bastón, estaba de pie en la entrada de la mansión. Sus ojos brillaban con picardía mientras miraba a Rich. "Bienvenido, joven aventurero", dijo, su voz goteando encanto a la antigua usanza. "Soy el Guardián de las Palabras, guardián de los mundos dentro de estos tomos. Has sido traído aquí para poner a prueba tu valor, para enfrentarte a tus miedos más profundos. Pero ten cuidado, Rich, no estás solo". Mientras Rich escuchaba al Guardián de las Palabras, una procesión de personajes emergió de las páginas de diferentes libros. Estaba Aventura, la guerrera intrépida, que caminaba con confianza por el paisaje. La acompañaba Horror, una figura envuelta en la oscuridad, cuya presencia envió escalofríos por la espalda de Rich. Luego estaba Fantasía, la enigmática hechicera, cuyos ojos brillaban con un brillo de conocimiento. Finalmente, estaba Super Eddie, el superhéroe, cuyos músculos se ondulaban bajo su reluciente disfraz. Rich se sintió abrumado, inseguro de qué camino seguir. Pero el Guardián de las Palabras le entregó una pequeña llave ornamentada. "Tus elecciones", explicó, "determinarán el curso de tu viaje. Pero ten cuidado, joven Rich, el peligro acecha en cada esquina de este mundo. Tu única forma de volver a casa reside en afrontar tus miedos y abrazar lo desconocido". El Guardián de las Palabras se desvaneció tan rápido como apareció, dejando a Rich reflexionando sobre sus opciones. Rich sabía que no pertenecía a ese lugar; era un mundo de aventura, magia y peligro. Pero, a pesar de su inicial inquietud, empezó a sentir una emoción. Por primera vez en su vida, Rich sintió un sentido de propósito, un deseo de demostrarse a sí mismo que podía ser valiente. Con la llave apretada en la mano, Rich emprendió su viaje, embarcándose en una serie de pruebas y desafíos que pondrían a prueba su valor e ingenio. El camino por delante estaba plagado de peligros, pero Rich sabía que tenía que seguir adelante, pasara lo que pasase. ¿Encontraría alguna vez el camino de vuelta a casa? Sólo el tiempo lo dirá, pero Rich estaba dispuesto a afrontar lo que le deparase el futuro. Con un nuevo sentido de determinación, dio un paso adelante, con el corazón latiendo con anticipación, y se dispuso a conquistar los mundos dentro de los libros.

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Reseñas